Lo mejor que se puede decir de ‘Mira lo que has hecho’ es que es un dignísimo retrato de la sociedad de hoy en día, de las personas que habitamos en esa sociedad y de los problemas que esas personas tratan (tratamos) de resolver en el día a día. La nueva apuesta de Movistar es una serie de nuestro tiempo. Parece una perogrullada, pero no lo es tanto. Existen multitud de títulos que por sus argumentos y desarrollos lo mismo servirían para emitirse ahora que hace cinco años. Funcionarían igual si la factura técnica no les delatase. Con ‘Mira lo que has hecho’ no pasa esto, porque es una producción muy pegada al presente: a los padres actuales, a la relación y concepción de la familia, a las bases no siempre sólidas de las relaciones, a fenómenos como la viralidad o los youtubers. La excusa es narrar cómo se desenvuelven unos padres primerizos cuando tienen un hijo, pero la ambición final es mayor. Lo que nos quieren es hablar de la pareja, de los lazos de sangre, del trabajo, de esa barrera generacional entre los que tienen treintaymuchos y los millennial, que vienen a tomar el mundo…
Ha sido una sorpresa lo que Berto ha hecho con este producto, que nacía como comedia y se ha transformado en una dramedia con todas las letras. Posiblemente la primera que se hace en España siguiendo los criterios de la industria americana, que en esto de tele y series nos lleva un poco la delantera. Las dramedias (‘Weeds’, ‘The Big C’, ‘Nurse Jackie’, ‘Transparent’…) se camuflan en el humor para plantear casos duros e historias difíciles de digerir. Otro dato importante de este formato es la duración, ya que aunque plantee dramas de primer orden se suelen desarrollar en alrededor de 30 minutos. ‘Mira lo que has hecho’ cumple estas reglas no escritas.
Habrá quien se acerque a esta producción pensando en que se va a echar unas risas con Berto. Y, a buen seguro, si le gusta su humor acabará riéndose. Pero se decepcionará al comprobar que la idea no es asistir a un monólogo de Berto ni a una concatenación de chistes.
No es esa la intención de la serie y entiendo que haya quien se ha echado atrás a la hora de darle un vistazo pensando que no comulga con el tipo de diversión y acidez que plantea el colaborador de ‘Late motiv’. Pero se equivocará. Porque Berto se desenvuelve igual de bien en el trasfondo más dramático que en el puramente cómico. Y habla de la presión del éxito, del cambio que supone sobre todo para las madres tener un hijo, de la familia que a veces ata como un yugo. De todo esto habla, con gran sensatez, esta serie. Y ojo que se marca un episodio final capaz de poner un nudo en la garganta a cualquiera que haya pasado por una situación similar a la que vive en el episodio.
Berto se interpreta a él mismo aunque, por supuesto, no todo lo que cuenta es verídico. El personaje es un cómico, sí; es un actor, sí. Pero ni Eva Ugarte es su mujer ni ninguno de los familiares del personaje realmente lo son de Berto. Lo fácil hubiese sido hacer de sí mismo con complaciencia pero ha querido llevarse a zonas más incómodas que las que solemos estar acostumbrados. Porque esta serie pone al descubierto muchas miserias humanas. Y cuanto más incómodas más interesan y entretienen.
Qué inspirado está Berto, narrando el desconcierto y la desorientación de personas bien diferentes. Seis capítulos de menos media hora forman la primera temporada de este experimento bien llevado.
Por el momento hemos conocido a Berto y Eva, pareja que trata de sobreponerse a las noches en vela o a la falta de experiencia para gestionar crisis familiares. Y ofrecen una visión de la paternidad/maternidad no demasiado idílica. Ellos están estupendos, sobre todo un Berto que no puede ser más natural y creíble. Te lo crees siempre. Pero además a su alrededor nos han presentado otros roles buenísimos, como esos padres (de él) sacados del pleistoceno que con cada comentario provoca vergüenza ajena, o el otro padre, el de ella, estirado e incapaz de aceptar las decisiones que han tomado sus hijas.
‘Mira lo que has hecho’ es atrevida (en especial con algunos finales que quizá en otra tele les obligarían a eliminar o no incluir), es dinámica y es instructiva. Qué lujo. Será complicado que haya alguien que no se sienta identificado o tocado con alguno de los personajes que pueblan la producción: el agorero, el más gracioso, la más vital, la bohemia, el pesimista… No es necesario haber sido padre para emocionarse o valorar esta producción, porque trasciende más allá de todo eso. Berto ha llegado al mundo de las series para quedarse y los seriéfilos deberíamos estar contentos con este cambio de rumbo que ha dado.
Aunque es complejo pensar en referentes hay uno con el que es muy fácil de emparentar esta serie: con la que protagoniza y dirige Aziz Ansari para Netflix que, con la segunda temporada de ‘Master of none’, ha firmado su mejor trabajo. Por ahora. En su serie también se mezclan realidad y ficción (sus padres reales lo son también en la serie) y también se vende como una comedia cuando en realidad va mucho más allá.
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