“La Semana Santa es un ‘vía crucis’ para los hombres del tiempo”
Roberto Brasero
-Pues parece que ha refrescado.
-Llevamos una primavera que no hay quien se aclare.
-Yo ya había guardado la ropa de invierno.
No es casual que el sol, la lluvia o el viento sean tan mentados en los ascensores. El tiempo resulta muy socorrido cuando te ves en la obligación de entablar una conversación con el vecino o con un desconocido, porque es un tema sobre el que cualquiera puede opinar sin temor al ridículo. Eso es verdad, pero es que además interesa a gran parte de la población. Todos miramos de vez en cuando hacia arriba buscando rayos y centellas. Con el fútbol puedes encontrarte con alguien poco aficionado a los deportes o provocar una situación tirante en el caso de que cada cual sea seguidor de un equipo diferente, con la política el enfrentamiento probablemente surgirá sin llegar al primer piso en cuanto se nombre al ministro Montoro, y con la economía es posible que la charla termine con lágrimas. El tiempo es un valor seguro, de los que nunca te permiten fallar.
Un estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas para la Agencia Estatal de Meteorología difundido hace unos días defendía este interés por la climatología. Entre sus conclusiones aseguraba que el 69,5% de los ciudadanos sigue habitualmente la información del tiempo, por encima de los que están preocupados por los deportes (44,9%), la política (34,2%) o el tráfico (24,2%). El medio más utilizado para recibir noticias meteorológicas es la televisión (73,6%).
Las cadenas son conscientes de esta predilección, que aumenta en fechas como éstas, con las vacaciones a la vuelta de la esquina. Ha llovido bastante desde que el parte del tiempo comenzó a emitirse en TVE. Fue el 30 de octubre de 1956, dos días después de ponerse en marcha el canal público. El primer encargado de esta información fue Mariano Medina, al que después siguieron, entre otros, su propio hermano Fernando o Pilar Sanjurjo. La figura del hombre del tiempo pasó a convertirse en uno más de la familia. Uno importante, eso sí, porque era al que se le hacía caso a la hora de planificar el fin de semana o de elegir la ropa del día siguiente. La tecnología tardaría en aparecer. Los recursos en un principio eran manuales y rudimentarios, ya que los propios meteorólogos dibujaban sus mapas. Las predicciones tampoco eran tan exactas como lo suelen ser ahora. Popular es la anécdota de Eugenio Martín Rubio que apostó su bigote asegurando que al día siguiente llovería en Almería y perdió. Y se quedó sin bigote, por descontado.
-¡Cómo ha cambiado el tiempo, eh!
-Sí, ya era hora de que lloviese.
-Los pantanos debían de estar medio vacíos.
La información del tiempo ha ido evolucionando hasta gozar de entidad propia y transformarse en uno de los programas más demandados de la televisión. Nombres como los de Paco Montesdeoca, José Antonio Maldonado o Charo Pascual (que más tarde ingresó en un convento) se hicieron populares gracias a estos espacios. El interés por saber lo que depararían los cielos llegó a ser tal que, cuando sólo existía una cadena, se reunían alrededor de nueve millones de personas frente a la pantalla para seguir el tiempo. Teniendo en cuenta estos datos TVE decidió hace años independizarlo del Telediario. El éxito fue tal que prácticamente todos los días El Tiempo lograba mejor audiencia que el propio Telediario y se convertía en lo más visto del día, por encima de algunas ofertas de ‘prime-time’.
Esta división terminó el año pasado por estas fechas. TVE decidió aprovechar que en Semana Santa los espectadores se preocupan más por el clima y optó por unir los dos espacios. La intención era levantar la audiencia de sus informativos, que había mermado desde que Somoano se puso al frente de ellos. Ha sido una de las miles de ‘trampas’ usadas en el ente público para maquillar las cifras, igual que la de emitir a la vez el Telediario por TVE 1 y Canal 24h y luego sumar ambos datos de audiencia. La táctica surtió efecto y la cuota de pantalla subió, aunque no lo suficiente como para recuperar el dominio sobre Antena 3 y Telecinco.
El tirón del tiempo es incuestionable. Entre el público hay adicción por conocer si saldrán o no las nubes. Las palabras isobaras, anticiclones y borrascas entraron hace tiempo a formar parte de nuestro vocabulario. Las conversaciones se han trufado de frentes fríos, presiones atmosféricas y precipitaciones en formas de lluvia. En TVE se desencadenan tantas tormentas por culpa del descenso del seguimiento de los Telediarios que cualquier solución es buena para elevar la temperatura. Por ello los espectadores han detectado cómo los minutos dedicados a la previsión del tiempo han aumentado considerablemente. No sólo se mantiene el bloque específico (es otro programa pero se computa con el informativo), sino que se emite también un avance. El Tiempo va camino de ser más largo que el propio Telediario. Sobretiempo de tiempo.
Esto ha provocado hasta protestas. En ‘RTVE responde’, donde se atienden las quejas de quienes ven la televisión, varios espectadores censuraron el “excesivo minutaje” que ocupan las inclemencias meteorológicas. El director de Antena de TVE, José Manuel Eleta, fue el encargado de contestar a la reclamación. “Estamos dando mucho tiempo pero no sólo nosotros; también otras cadenas, y ahí parece que generamos tendencia. A la gente le encanta la información meteorológica y estar enterados del tiempo que va a hacer en los próximos días o en el fin de semana. Da la sensación de que estamos dando dos veces el tiempo, pero los datos de audiencia nos respaldan, el seguimiento es espectacular”, explicó.
¿Por qué gusta tanto el tiempo? Porque es una información práctica y útil y, sobre todo, de aplicación inmediata; porque de ella dependen algunas de las actividades de quienes la consultan; y porque no da opción a interpretaciones subjetivas, como sí sucede en otras áreas informativas.
-¡Vaya un otoño de lluvia!
-Así es imposible quitarse el resfriado.
-Sí, está todo el mundo igual.
Es cierto que no sólo TVE ha aumentado el seguimiento del tiempo. Las emisoras privadas también se han volcado en esta información. En Antena 3 Roberto Brasero presenta, después del informativo de mediodía, un espacio dedicado completamente a este asunto. En él se narran anécdotas, se incluyen reportajes y se ofrece la oportunidad a la audiencia de enviar fotografías. Hacer partícipe al espectador ha sido una de las constantes en las programaciones de hoy en día. Los programas del tiempo han mutado en una especie de instagram con un montón de imágenes pasadas por filtros en las que se observan toda clase de fenómenos atmosféricas, desde espectaculares tormentas hasta bucólicos atardeceres. Distinguirse resulta cada vez más complicado. En laSexta adquirió popularidad Javier Gómez, por sus ingeniosas entradillas. En Telecinco se hizo famoso Mario Picazo, que llegó hasta a quitarse la ropa y enseñar trasero en uno de los reportajes de su programa ‘Climas extremos’.
Quitarse la ropa mientras se explica si los días venideros serán propicios o no para la playa es un clásico en algunas cadenas internacionales. Las presentadoras (sí, suelen ser mujeres siempre) desafían al espectador deshaciéndose de su vestimenta para tentarle y que deje de mirar el mapa.
La versión cañi del tiempo en España la ponían Martes y 13, capaces de dar un toque de humor a las buenas y malas noticias. Porque si hay un programa que genera enfados ése es El Tiempo. Pobre del meteorólogo que le toque decir que lloverá en Semana Santa. No tardarán los hosteleros en criticarlo y en achacar a su predicción cualquier descenso de reservas o de visitas. No lo salvará ni Santa Clara. Que se lo pregunten a Michael Fish, que es persona non grata en Reino Unido desde que minusvaloró la intensidad de una tormenta en 1987, que causó 18 muertes y graves desperfectos.
Como la intención de las cadenas es seguir concediendo protagonismo al tiempo, desde El síndrome de Darrin esperamos una evolución en las pantallas nacionales que desemboque en situaciones esperpénticas como la siguiente.
Títulos de crédito: La ilustración está sacada de la web www.cookingideas.es. Para quejas, sugerencias y otras necesidades humanas mi correo es mlabastida@lasprovincias.es