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Mikel Labastida

El síndrome de Darrin

Por qué recordamos a los lagartos de 'V' 30 años después

“Hemos venido porque necesitamos su ayuda”

John


 

Cuando éramos pequeños la mayoría de cosas buenas nos pasaban en sábado. Soportábamos toda la semana, entre clases, recreos, particulares de mates y academias de inglés, elucubrando y planificando todo lo que iba a suceder el sábado. Porque los sábados en aquella época duraban mucho más que ahora. Como el doble o el triple. Los sábados eran eternos. Daba tiempo a levantarse más tarde, ver la tele por la mañana, jugar con el Spectrum, anotar y desanotar palabras en el Telesketch, subir a disfrutar con el coche nuevo que le habían regalado a tu vecino, bajar a la calle a andar en bicicleta, comer arroz a la cubana, quedar con tus amigos para dar una vuelta, jugar un partido de algo, ir al cine…

 

Como todo lo bueno ‘V’ también llegó un sábado. El del 2 de febrero de 1985. Hace 30 años de aquel sábado. A las 19 horas los chavales (y no tanto) de la época conocieron a Mike Donovan, un reportero de guerra que cubría un conflicto bélico en El Salvador y asistía a la aparición frente a sus narices de una enorme nave espacial. No fue el único lugar al que llegaron. Las principales capitales de todo el mundo recibieron inquietantes visitas de seres de otro planeta, el cuarto en distancia de la estrella Sirius (a 8,7 años luz de la Tierra). Como sus denominaciones reales resultarían extraños decidieron escoger nombres sencillos de la Tierra, como John, Brian o Diana…

Era imposible apartar la vista de la pequeña pantalla para atender cualquier otra cosa. Nada, desde entonces, merecería más nuestra atención los sábados a esa hora de la tarde como la serie ‘V’. Fue así como nos volvimos locos con los visitantes, que llegaban en son de paz, aunque todos sabíamos que no decían la verdad. Mucho antes de ‘Juego de Tronos’ o ‘Perdidos’ ya estuvo ‘V’ desatando el furor de las masas. Lástima que en aquella época no existiese internet. Más de una secuencia (y todos estamos pensando en la misma) se habría convertido en Trending Topic.

Desde entonces daba igual lo que aconteciese los sábados por la tarde, que a las siete se interrumpía y todo el mundo se reunía frente a la tele para seguir las andanzas de Donovan, Julie, otros miembros de la Resistencia y, cómo no, de la malvada Diana. Partidos de fútbol, meriendas de cumpleaños o citas entre enamorados eran canceladas o pospuestas durante una hora mientras los visitantes invadían TVE.

 

 

Bendita inocencia la que nos hizo entusiasmarnos con los malvados reptiles y la que nos permitía admirar y asombrarnos con unos efectos especiales que provocarían hoy en día la carcajada de cualquier niño. A ver quién les explicaría ahora que llegamos a pasar miedo con aquellos seres que se arrancaban la piel, que los imitábamos devorando animales, y que sentíamos inquietud por los ataques que realizaban con armas que parecían sacadas de una juguetería. Bendita la inocencia de hace 30 años…

 

Para cuando llegó a España la serie estaba acabando en Estados Unidos. Allí se estrenó en 1983 como una miniserie de dos capítulos, cada uno de dos horas de duración. A esa le tomó el relevo otra miniserie (titulada ‘La batalla final’) que constaba de tres episodios más de 90 minutos. Ambas ficciones lograron despertar un gran interés de la audiencia, por lo que se encargó una serie de 19 capítulos que, sin embargo, no contaron con el éxito que se esperaba y finalmente fue cancelada y se le dio un final precipitado, que no se emitió en muchos países. En España se ofrecieron todos los episodios seguidos. Bueno todos no, el tercero de la temporada 3 se suprimió por considerarse demasiado violento y por no guardar concordancia con el resto. La serie se convirtió en un fenómeno social sin precedentes, sobre el que todo el mundo hablaba y discutía, con audiencias de 14 millones de espectadores.

 

 

‘V’ planteaba la llegada a la Tierra de unos extraterrestres cuyo propósito era conseguir una serie de productos químicos para su planeta y, a cambio prometían, compartir sus avances con los terrícolas. Mentira. En realidad pretendían robar todo el agua de la Tierra y hacer de los humanos su alimento para los años venideros. Un grupo de científicos comenzaron a sospechar sus oscuras intenciones y no tardó en generarse una lucha entre visitantes y la llamada Resistencia, que obligó al resto de personas a posicionarse en bandos.

En el de los buenos estaba Donovan (valiente, atrevido, guapo y chulesco) y Julie (dulce, inteligente, bella, arriesgada), además de otros científicos, personas con profesiones diversas y visitantes que no querían seguir la estela de sus superiores. El de los malos lo encabezaba Diana, la más despiadada de los mandos de la nave nodriza, que conseguía deshacerse de cualquier rival que la ningunease o desafiase (Pamela, John, Lydia…). Queríamos que ganasen los buenos, sí, pero los que nos maravillaban eran los malos. Sus naves inteligentísimas, su tecnología sofisticada, sus trajes, sus mascaras que ocultaban la piel de reptil nos atraían irremediablemente.

Vista 30 años después la serie no ha envejecido bien. Aunque su trama continúa llamando la atención, tanto los efectos como los decorados chirrían y se han quedado bastante trasnochados. Tampoco el guión serviría como ejemplo en ninguna escuela de escritura. El tiempo la ha envejecido regular, aunque su toque kitsch podría otorgarle una nueva vida. Pero su leyenda es tan grande y los buenos ratos que proporcionó tan enormes que continúa ocupando un lugar de honor en la memoria de muchos de los que hoy en día tienen 30 y 40 años.

Como esto seguramente no lo entenderán sus hijos, sobrinos o esos hijos de sus amigos que se empeñan en llamarle tío, aquí van unas cuantas razones para explicar a las nuevas generaciones por qué perdimos la cabeza con ‘V’ a mediados de los ochenta.

 

 

 

1.‘La guerra de las galaxias’ había despertado un inusitado interés en la gran pantalla y la pequeña buscaba su propia ‘guerra’. La ciencia ficción era un género poco frecuente en la televisión. Y los chavales de aquella generación teníamos sed de ciencia ficción. ‘V’ nos la calmó con unos efectos especiales que permitían que viésemos grandes ciudades como Nueva York o Los Ángeles atacadas, o enormes naves espaciales sobrevolando estas urbes. Eran tiempos en que los ordenadores no estaban al alcance de cualquiera y la tecnología no era tan avanzada. Ni imaginábamos lo que vendría después…

 

2. ¿Recordáis cómo os quedasteis con la Boda Roja de ‘Juego de Tronos‘? Pues así se nos quedó la cara a nosotros cuando vimos la escena en la que Mike Donovan espía, escondido en los conductos del aire acondicionado, cómo se comportan los visitantes. Allí descubrirá que se alimentan de animales como ratones. Presenciar esa imagen, que desenmascaraba a los recién llegados, provocó que Donovan se alzase con el título de gran enemigo público. Ese sábado todos simulamos en más de una ocasión que nos tragábamos un roedor con la boca bien abierta.

3. Lo de comer ratas se puso muy de moda. Todos los niños de la época imitaban (imitábamos) a Diana hincándole el diente cualquier cosa que se pareciese a un roedor. Las tiendas de chucherías hicieron su agosto comercializando una gominola en forma de ratón (con cola para sujetarlo y todo), que hacía más sencillo imitar a la perversa visitante durante unos minutos.

 

4. Estábamos fascinados. Y gran parte de ello se debía al parecido de los extraterrestres con los humanos, lo que generó una identificación rápida con ellos. “No dan miedo, ni siquiera se parecen al doctor Spock”, decían los terrestres tras verlos bajar de la nave nodriza. Además el argumento resultaba lo suficientemente factible como para que sucediese realmente… Y eso causa un morbo añadido.

 

5. Hasta aquel momento las series contaban con un ritmo permanente, sin grandes sobresaltos, con finales felices… ‘V’ instauró los momentazos, esos que los seriéfilos apreciamos tanto hoy en día. Esos que te provocan un enorme ¡¡¡WTF!!! Del tipo del primer ‘flash-forward’ de ‘Perdidos‘ o la muerte de Zoe en ‘House of cards‘. Una sensación similar nos invadió, por ejemplo, cuando los lagartos fueron desenmascarados en una convención televisada en la que el mundo descubrió lo que ocultaban bajo su apariencia humana…

 

6. En febrero de 1985 dejamos de diferenciar entre los que eran de izquierdas o de derechas, hipsters o canis, mainstream o indie. La dicotomía era otra. El mundo se dividía entre los que se aliaban con la Resistencia, un grupo de expertos que desconfían de las intenciones de los visitantes, investigan las razones auténticas que han traído a la Tierra a los seres alienígenas, y se agrupan para impedir ejecutarlas…

 

7. … y los que confraternizaban con los extraterrestres, fascinados por su poder, su tecnología punta, sus ideales, sus perversas formas de dominar el mundo. Personajes como la madre de Donovan o Daniel, el hijo de los Bernstein, no dudaron en ponerse del lado de los extraterrestres, a costa de sus familias. Y muchos espectadores se decantaron por idéntico camino. Aun a riesgo de ser considerados traidores.

 

8. No nos vamos a poner trascendentales buscando en ‘V’ otras lecturas que vayan más allá del mero entretenimiento, pero algún matiz algo más profundo sí se le podía encontrar. De hecho la primera idea de sus creadores fue hacer una serie política. Y algo de aquello quedó, aunque sólo lo apreciasen los espectadores más avezados. La Resistencia recordaba a la que se formó antifascista durante la II Guerra Mundial. La invasión extraterrestre guarda también similitudes con el nazismo, la exterminación, los campos de concentración o la forma en que aquellos intentaron convencer a los ciudadanos de que ellos traerían un mundo mejor para implantar más tarde un sistema dictatorial. Incluso el logotipo de los visitantes se asemajaba a la cruz gamada. Otras ideas sociales progresistas, como el derecho de la mujer a decidir seguir adelante o no con su embarazo, también se colaron en el argumento, a propósito de las dudas del personaje de Robin acerca de continuar con la gestación del hijo procreado con un lagarto. Donovan realiza un alegato sobre el derecho de Robin a interrumpir su embarazo, del que más tarde nacería la niña de las estrellas. También en los primeros episodios hay referencias constantes al poder de manipulación de los medios de comunicación.

 

9. Llegará un día en que veamos fotografías con los pitillos y las camisas de cuadros que llevamos ahora y nos avergonzaremos. La moda está así de loca. Vistos hoy en día los trajes de los extraterrestres pueden parecer horteras, pero en su momento aquel rojo chillón, las hombreras y los cinturones negros ajustados resultaban de lo más modernos.

 

10. A los trajes debemos añadir la estética provocadora que portaban, sobre todo, las malas malísimas de la serie, Diana y Lydia, que competían con sus escotes pronunciados, sus trajes ajustadísimos (para que no hubiese dudas del poderío de su anatomía) y los cardados imposibles de sus pelos. Eran tan perversas como Ángela Channing o Alexis Colby pero bastante más exuberantes.

 

11. El merchandising no se lo inventó J. J. Abrams. En torno a esta serie no tardaron en aparecer tazas, gorras y camisetas. El disfraz más apreciado para cualquier niño de entonces era el de los visitantes, como hoy es el de ‘The walking dead‘. Quien más y quien menos tuvo una máscara de lagarto, una pistola láser o unas gafas oscuras y enormes. Todavía hoy algunos de estos objetos se siguen fabricando o subastando por eBay. La revista TeleIndiscreta se alzó como el medio oficial de la serie en España e incluía cada semana pegatinas y fotografías de los protagonistas e incluso, una vez terminó, editó un cómic por fascículos como continuación de la historia de los invasores.

 

12. Antes que el cristal azul llegó a nuestras vidas el polvo rojo. Lo utilizan los terrestres para lograr vencer, por primera vez, a los visitantes y que estos tengan que huir. Este polvo causaba el ahogamiento de los extraterrestres, del mismo modo que la ricina era infalible para acabar con cualquier enemigo de Walter White.. Los líderes de la Resistencia lo esparcen por la tierra lanzándolo desde globos aerostáticos…

 

13. Si twitter hubiese existido en los ochenta y a cualquier espectador lo hubiesen nominado para que escogiese su secuencia seriéfila favorita más de uno se habría inclinado por la primera vez que se descubren las neveras de las naves donde se guardan a los humanos congelados (que después se convertirán en comida), o la de Robin asesinando al padre de su hija delante de ella poniendo en la jaula en la que está encerrado el famoso polvo rojo, o la de Abraham dibujando en los pósters de los visitantes una V de Victoria.

 

14. Entre las escenas más trash que ofreció la serie (y fueron unas cuantas, que eso también daba público) está la de la fiesta del Ramalón, en la que había que asesinar a un joven soldado y que oficiaban, cual caníbales, Lydia y Diana.

 

15. Mucho antes de que se inventase el dothraki los extraterrestres de ‘V’ ya manejaban su propio idioma, que incluía palabras como Pretinama, que significaba paz. Quien más la utilizaba era Elizabeth, hija de Robin, miembro de la resistencia, y uno de los lagartos, lacayos de Diana.

 

16. La niña de las estrellas fue una de las grandes bazas de la serie y enamoró a aquellos espectadores que no les iba el rollo duro de Diana y preferían algo más blandito. A pesar de su apariencia humana nada más nacer su madre se dará cuenta de que no era una niña normal. Su lengua bífida la delató. En el parto Robin dio a luz a otro ser, un lagarto que murió a los pocos días. Elizabeth crecía a un ritmo vertiginoso, lo que la convirtió en un personaje más extraordinario de lo que serían otros catódicos como Kyle XY o las chicas de ‘Embrujadas‘. Uno de sus grandes momentos en ‘V’ sería cuando en una cueva, rodeada de serpientes, adquirió el cuerpo de adolescente. O se hizo mujer. Como Bea, la de ‘Verano Azul‘, pero sin periodo.

 

17. En tiempos en que la mayoría de héroes eran hombres, Elizabeth se convirtió en una de las pequeñas heroínas de la pequeña pantalla, como gran aliada de los científicos terrestres, que les ayudaría en muchas ocasiones a derrotar al enemigo. Era capaz de manejar los entresijos de la nave nodriza y de dominar a los lagartos. Nunca vimos al líder supremo de los visitantes y sólo se manifestó a través de la niña de las estrellas. Otros lagartos también se pusieron del lado de los terrestres, los que se denominaron la Quinta Columna, de la que formó parte Martin (que muere cuando Diana le arrebata las cápsulas para inocular los efectos del polvo rojo) o Willie (ese que más tarde se transformaría en Fredy Krueger)

 

18. ¿Y el final? ¿Fue memorable? ¿Merece pasar a los anales de la historia de los finales de series? Pues no. Mejor olvidarlo. Los visitantes firmaban la paz con los terrestres y se comprometían a abandonar la Tierra. Junto a ellos se iba también Elizabeth, llamada por el líder. Y Kyle, su eterno enamorado, se colaba en la nave con ella. Diana, en desacuerdo con la rendición, colocaba una bomba en esa nave que nunca supimos si llegó a estallar…

 

Pero quién se acuerda del final habiendo tenido un principio tan espléndido. ¿No hicisteis lo mismo con ‘Perdidos‘? Pues eso (queridos hijos, sobrinos o hijos de amigos) ya lo habíamos hecho en los ochenta. Concretamente, hace treinta años.

 


 

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Sobre el autor

Crecí con 'Un, dos, tres', 'La bola de cristal' y 'Si lo sé no vengo'. Jugaba con la enciclopedia a 'El tiempo es oro' imitando al dedo de Janine. Confieso que yo también dije alguna vez a mi reloj: "Kitt, te necesito". Se repiten en mi cabeza los números 4, 8, 15, 16, 23, 42. Tomo copas en el Bada Bing. Trafico con marihuana en Agrestic y con cristal azul en Albuquerque. Veo desde la ventana a mi vecino desnudo. El asesino del hielo se me aparece en cada esquina y no me importaría que terminase con mi vida para dar con mis huesos en la funeraria Fisher.


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