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Mikel Labastida

El síndrome de Darrin

¿Cuántos votos ganó Rajoy gracias a Bertín?


 

Twitter tiene esa tendencia a la ironía, a la burla, a la chanza. Lo de los 140 caracteres da para pocas reflexiones largas y profundas y además son más agradecidas (retuits) las bromas y los chistes. Así que la mayoría de acontecimientos se convierten en esta red social en objeto de mofa. La entrevista de Bertín Osborne a Mariano Rajoy en ‘En la tuya o en la mía’ no iba a ser menos. Todas y cada una de las respuestas que el presidente del Gobierno daba a las preguntas planteadas por el cantante durante hora y media se reflejaban en forma de tweets ingeniosos. Pero lo cierto es que mientras unos reían, el líder del Partido Popular recogía votos. Porque al final el programa de TVE en el que de una manera amable y animada se repasó la vida de Rajoy y las diferentes facetas de su vida (como esposo, como padre, como hijo, como político) se convirtió en un publirreportaje para el candidato a revalidar su puesto en La Moncloa. Estoy convencido de que el espacio de Bertín proporcionó un buen número de votos para el PP y que incluso más de una persona se reconcilió con el presidente.

Mucho se ha hablado a lo largo de la legislatura sobre la comparecencia de Rajoy ante los medios, que se podría calificar de escasa. “Estaba a otras cosas”, ha dicho alguna vez menospreciando lo de dar explicaciones a la prensa. Igual de discutida ha sido la selección de espacios televisivos a los que ha aceptado acudir durante la precampaña y campaña electoral. Pero hay que incidir en que la decisión sobre a dónde ir o no ha sido muy estudiada por su equipo y no se ha tomado a la ligera. Así el presidente rechazó cualquier debate a cuatro, tanto el organizado por El País como el que ofrecerá Atresmedia. El primero lo ninguneo, ofreciendo incluso mientras se producía una entrevista en Telecinco. Por otro lado al segundo enviará a Soraya Sáenz de Santamaría, que lo mismo sirve para un roto, para un descosido o para montarse en globo. El rechazo de los debates a cuatro tiene dos objetivos: no dar legitimidad a las nuevas fuerzas políticas (Ciudadanos y Podemos) y evitar una fotografía en la que Rajoy desentona, porque mientras que los otros tres representantes son más jóvenes y venden el espíritu regenerador, él representa a la vieja política, por edad y por su tiempo en política. Le merece la pena aguantar alguna broma por sus ausencias y librarse de consecuencias peores. Sólo hay que ver la poca factura que le ha pasado no asistir al debate de El País, y en el caso de Atresmedia la mayoría de espectadores no lo echarán tanto de menos, al haber representada una política del PP y nada menos que la mano derecha del presidente. Habría que preguntarse si Atresmedia debería haber aceptado o no esa representación ya que lo que se trataba era de que debatiesen los propios candidatos y no sus segundos.

Tampoco veremos a Rajoy con Pablo Motos u otros programas de entretenimiento. No es especialmente divertido ni ese es un terreno donde vaya a salir bien parado, así que para que arriesgarse con las nulas posibilidades de éxito que tiene. Evitará también la entrevista con Ana Pastor o Jordi Évole, cuyas preguntas incisivas podrían haberle puesto en un brete. Y ya bastante tuvo con la nacionalidad europea de Alsina. Para compensar sí acudirá a la sección La calle pregunta de La Sexta Noche, en lo que será su primera visita a la cadena verde, un dato que ya se ha vendido a su favor por cierto.

Los platos fuertes de la campaña televisiva de Rajoy (además del debate a dos que mantendrá con Pedro Sánchez y que ya de por sí nace como desfasado por ser entre ellos dos y repercutirá igual de mal a ambos) eran las entrevistas con Bertín Osborne y María Teresa Campos, que permitirán mostrar al líder del PP en un entorno al que no estamos acostumbrados y de una manera amable, así como de acercarse a un público de edad avanzada que es uno de los segmentos de población que se presenta como votantes potenciales suyos. Falta por ver qué pasa con María Teresa, quien seguramente sí planteará algún tema incómodo (como hizo con Iglesias o Rivera) pero siempre en un clima cálido. El encuentro con Bertín fue para Rajoy un paseo en barca. Se lo pusieron muy fácil y él lo supo aprovechar muy bien. Reconozcámosle ese mérito.

Rajoy le sacó más partido (y votos) a Bertín que Pedro Sánchez. Mientras que al de PSOE se le veía impostado y sobreactuado, Rajoy se mostró más ‘natural’, más como es él, sin ninguna sorpresa pero no tratando de aparentar nada que no es. La sensación que dio era de humildad, de campechanía, incluso despertó la compasión. Habrá quién lo encontrase afable, con cierto sentido del humor (con la “retranca” que citó Bertín) y conciliador (no fueron tan casuales sus buenas palabras hacia Zapatero, Felipe González, Paco Vázquez o Rubalcaba). Está claro que sus detractores no cambiarán su voto por la actuación en TVE, pero no era a ellos a quienes se perseguía, sino a muchos de los que le votaron la última vez y ahora están indecisos, o a los que en las últimas elecciones a ayuntamientos o gobiernos autonómicos se decantaron por otras formaciones como Ciudadanos. Ellos eran el objetivo y apuesto a que a un buen puñado alcanzó. La entrevista otorgó récord de audiencia al programa, con 23%de cuota de pantalla y 4.334.000 espectadores.

Bertín se lo puso fácil, ni una tesitura un poco incómoda le planteó. Es más en las contadas preguntas sobre temas complicados le dejó escaparse fácilmente. “Tengo una cierta tendencia a no ir a ningún sitio (televisivo)”, confesó Rajoy. Habría estado bien recordar ahí lo del plasma o su ausencia en los debates, pero Bertín no disparó por ahí. Por lo que sí le preguntó fue por corrupción, pero sin especificar demasiado no fuese parecer que algún caso le tocase muy de cerca. “¿Cómo le ha afectado algunos casos que ha habido de corrupción?”, preguntó. “Muchísimo, ha sido una cosa tremenda”, contestó. Ni se nombró Gurtel, ni a Bárcenas, ni a Rato. ¿Para qué? Del fin del bipartidismo y de la entrada de nuevas fuerzas políticas no hubo tiempo para hablar en hora y media. Tampoco habría sobrado que el presidente se hubiese tenido que explicar mejor cuando afirmó a propósito de los terroristas que atentaron en París “ya hemos visto que venían de Siria”…

Tuvo tiempo de exhibir logros y soltar propaganda, camuflada, pero propaganda al fin y al cabo. “¿Hay AVE a León?”, preguntaba un Bertín sorprendido. “Claro, a Palencia, a Valladolid. Y a punto está de inaugurarse a Zamora”, recogía el guante el presidente para poder presumir de alta velocidad. “¿Qué tal conoces Andalucía?”, le interrogó. Y aquello sirvió para repasar la geografía andaluza desde la Palma de Condado hasta Cádiz, “donde fuimos a inaugurar el nuevo puente”. “¿Conoce muchos pueblos de Sevilla?”, dudó Bertín. Y Rajoy empezó a citarlos de carrerilla como si estuviese en el ‘Un, dos, tres’ y fuesen a contestarle “han sido veinte respuestas acertados a treinta y tres pesetas…”.

“En España tenemos una tendencia a decir lo mal que nos va, los líos que tenemos. Este es un país con unas infraestructuras impresionantes… Yo he estado en China, allí no hay un sistema de pensiones, se gastan cero. En España es el 40% de presupuesto”, se vanaglorió sin que nadie le comparase con otros países europeos o le matizase las pérdidas de los ciudadanos en los últimos años. “¿Tú te acuerdas aquello del ébola que hubo aquí? En Houston una persona contagiada entraba en un hospital con un talón de 500.000 euros por delante. Aquí hay una sanidad pública que te cura”, continuó. “Este es un país de primera división”, zanjó. Le faltó soltar algo así como que ‘nos quejamos por vicio’.

Sorprendió el interés deportivo del presidente, empeñado en destacar lo conveniente que es hacer deporte y lo mucho que se afana por practicar el caminar a toda velocidad “por sitios inverosímiles como Nueva York o Malta”. “Los días de diario hago cinta, a veces la combinó con elíptica. Y luego los fines de semana que estoy más libre me pego caminatas”, señaló. También hubo tiempo para que contase lo buen estudiante que fue o cómo conquistó a su mujer.

Al margen de todo esto vimos a Rajoy ganando una partida de futbolín y defendiéndose en la cocina. Esto es un decir. Lo de la cocina rozó el bochorno, pero más por Bertín que por el líder del PP, que podría haber aprovechado para recriminar algunas afirmaciones con tufo rancio y machista. Pero no, le rió las gracias. “Viri se va a cabrear con nosotros si llegas con las cosas manchadas”, decía entre risas Bertín, igual que antes afirmaba que a “ellas no se les olvida lo de la luna de miel”. Por no hablar de la gracia que le hacía no saber encender la cocina pese a que su mujer “se lo había explicado un montón de veces”. Pero cuidado con meterse con el cantante, que luego contesta como a Jon Sistiaga, simplemente por criticar algunas ocurrencias que no se entienden en una televisión del siglo XXI y menos en la pública.

Pero la pública ya hizo su cometido el miércoles por la noche con Rajoy. Un día antes de comenzar oficialmente la campaña. Le dio una oportunidad de oro en un programa por el que paseó para lucirse, y que se editó después convenientemente (no era directo, claro). Y él la aprovechó. Lástima que no todos los candidatos vayan a tener esa oportunidad y que la cadena pública haya quedado para estos menesteres.

 

En capítulos anteriores: Pedro Sánchez: de ‘Sálvame’ a Bertín Osborne

                                          Pablo Iglesias quizás, quizás, quizás acuda a ‘Sálvame’

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Sobre el autor

Crecí con 'Un, dos, tres', 'La bola de cristal' y 'Si lo sé no vengo'. Jugaba con la enciclopedia a 'El tiempo es oro' imitando al dedo de Janine. Confieso que yo también dije alguna vez a mi reloj: "Kitt, te necesito". Se repiten en mi cabeza los números 4, 8, 15, 16, 23, 42. Tomo copas en el Bada Bing. Trafico con marihuana en Agrestic y con cristal azul en Albuquerque. Veo desde la ventana a mi vecino desnudo. El asesino del hielo se me aparece en cada esquina y no me importaría que terminase con mi vida para dar con mis huesos en la funeraria Fisher.


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