“No se caga donde se come. Y mucho menos se caga donde como yo”
Tony Soprano
Cuando era pequeño e iba a casa de algún amigo con una familia idílica siempre volvía a la mía sintiéndome raro, porque pensaba que la única familia imperfecta era la mía. A medida que fui haciéndome mayor me di cuenta de que los hogares aparentemente idílicos son, en el fondo, los más peligrosos, los que más tienen que esconder, los que más se esfuerzan para tapar su mierda.
Los clanes impecables no existen. Las casas en las que todo es paz y armonía son una estafa. Las personas que rebosan bondad por los cuatro costados me aterrorizan.
‘La casa de la pradera‘ fue una gran mentira. La más burda. Charles Ingalls era el padre perfecto, honesto y completamente entregado a los suyos. Caroline representaba a la esposa sensata y equilibrada. Mary era la hija encantadora e imperturbable, pese a los problemas que le ocasionaba su ceguera. La alegría y la generosidad caracterizaban a Laura. Los otros doscientos hijos (naturales y adoptados) resultaban misericordiosos y tiernos. ¡¡Anda ya!!
Durante años la televisión nos castigó con estas familias de cuento. Y, nosotros, nos martirizábamos en el sofá pensando en la mala suerte que nos había tocado. Hasta que un buen día la pequeña pantalla decidió explorar la realidad y presentarnos a padres que se comportan como adolescentes, a madres que no saben cómo tratar a sus hijos y a hijos que se enganchan al crack para soportar a sus padres. Y fue entonces cuando respiré tranquilo.
“Soy normal”, me dije.
He aquí mis cinco familias disfuncionales favoritas de la tele:
Los Gallagher: Shameless
Existen dos versiones. La original, que lleva ocho años emitiéndose en Gran Bretaña, y la adaptación americana, que comenzó en 2011. Una se desarrolla en Manchester, la otra en Chicago. La primera es excepcional, la segunda está muy bien, pero parece menos real. Té o coca cola a gusto del consumidor.
Los Gallagher serían la típica tribu numerosa que intenta defenderse como puede de los problemas cotidianos de la vida si no fuese porque su principal escollo es su padre, Frank, que no deja de entorpecerles el camino, meterse en chanchullos al borde de la legalidad y gastar hasta el último euro en alcohol. ¿Y la madre? Les abandonó y aparece cuando menos se la espera.
¿Lo mejor? Lo natural que resulta vivir rodeado de tanta porquería.
¿Lo peor? Que la versión americana no herede el espíritu pesimista de la inglesa.
Los Gregson: United States of Tara
Eso de que madre no hay más que una no se cumple en el caso de los Gregson. Para ellos cada jornada es una sorpresa, dependiendo del rol que la matriarca de la familia haya adoptado ese día. Y, teniendo en cuenta, que Tara padece trastorno disociativo de la personalidad, lo mismo puede presentarse una mañana como una ama de casa chapada a la antigua que como un camionero dispuesto a buscar camorra.
¿Lo mejor? Que la creadora de la serie sea Diablo Cody (‘Juno’) y la protagonista, Toni Colette (eres mala Muriel…)
¿Lo peor? Que la serie terminara precipitadamente tras la tercera temporada.
Los Henrickson: Big Love
De puertas para fuera los Henrickson son una típica familia americana formada por Bill, Barbara y sus tres hijos. En su vecindario viven Nicki y Margene, dos madres solteras. Pero si uno entra en su hogar descubrirá que hay un patio en común que comunica todas sus casas. Porque, en realidad, Bill tiene tres esposas, que intentan llevar con armonía esta situación. Para entender este planteamiento conviene conocer la vinculación de los protagonistas con la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, una congregación mormoma en la que durante siglos se practicaba la poligamia.
¿Lo mejor? Chloe Sevigny y Jeanne Tripplehorn, dos de las esposas.
¿Lo peor? En ocasiones cuesta seguirla si no se conocen bien las costumbres e historia de los mormones.
Los Malloy: Los Riches
Estamos ante una de las últimas estirpes de gitanos que quedan en la América profunda, que mantiene una vida nómada en su vieja y destartalada caravana, sobreviviendo a base de pequeños robos. Su existencia cambia cuando, tras un accidente, suplantan la personalidad de los Riches, un acaudalado clan. Ante ellos se presenta el reto de escapar de su verdadero yo e inventarse un nuevo personaje.
¿Lo mejor? ¿Quién dijo que para ser feliz hay que decir siempre la verdad?
¿Lo peor? Que se volviese algo repetitiva a medida que avanzaba la trama.
Los Griffin: Padre de familia
¿Qué se puede esperar de una familia en el que el más normal es un perro que habla? Peter es estrambótico y absurdo (en un episodio llegan a declararle retrasado mental). Lois renunció a sus raíces aristocrácticas para casarse. Megan lucha por ser aceptada socialmente. Chris es poco espabilado y torpe con todo lo que está a su alrededor. Y Stewie, a pesar de su gran capacidad mental, vive obsesionado por aquello que tiene que ver con la violencia. Recomendable para todos los espectadores que un día se dieron cuenta de que ‘Los Simpson‘ se había convertido en una serie demasiado light.
¿Lo mejor? Querido McGiver: adjunto te envío una goma, un clip y una paja para beber… por favor, salva a mi perro.
¿Lo peor? Zas, ¡en toda la boca!
PDT: Si tú concepto de prole disfuncional es ‘Modern family‘ te recomiendo que no veas ninguna de estas series. Tal vez deberías echar un vistazo a ‘The Middle‘, que es más convencional y no te llevarás ningún susto.
Títulos de crédito: Puedes opinar sobre tu familia disfuncional favorita. Por cierto, en la pestaña ‘Almacén de series’ encontrarás información de todos los títulos de los que se habla en este blog, así como la forma de adquirirlos. Para quejas, sugerencias y otras necesidades humanas mi correo es mlabastida@lasprovincias.es