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Mikel Labastida

El síndrome de Darrin

Tres series de las que no se está hablando lo suficiente

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Quizá es porque la cantidad de títulos que se estrenan impide ofrecer una cobertura similar para todos ellos. Tal vez es porque las propias cadenas se vuelcan más en la promoción de unos productos que en otros. O puede ser que se deba a una cuestión de modas, de ‘hype’. Esto último suele ser algo más incontrolable y responde a razones difíciles de adivinar o de plasmar en un papel. Se tiene o no se tiene. Y luego está el tema de fondo, el que aborde la serie en cuestión, que a veces se presta poco a titulares de esos que enganchan enseguida al lector.

Sea como sea antes de que comience abril -que viene cargado de estrenos (lo nuevo de ‘Fargo’, lo último de ‘Leftovers’, lo resucitado de ‘Prison Break’)- conviene señalar tres producciones que están en emisión ahora mismo y que ya se encuentran entre lo mejor del año y merecerían ocupar un lugar destacable en los palmarés de premios que vengan.

 

Big Little Lies (se emite en HBO)

Ha sido la sorpresa de la temporada. Posiblemente porque llegaba con un montón de prejuicios a sus espaldas y le ha tocado quitárselos de encima para que la valoren como lo que es, una serie valiente y que da voz a sensibilidades que rara vez se muestran en la pantalla. O no al menos de este modo. Además de por su argumento cabe destacar el excelente trabajo que hacen cada una de las actrices protagonistas (todas de relumbrón) que se exponen a papeles complicados y nada complacientes.

Nicole Kidman, Reese Witherspoon, Shailene Woodley y Laura Dern protagonizan esta ficción (autoconclusiva, de siete capítulos) basada en un libro de Liane Moriarty. Se desarrolla en Monterrey, estupenda ciudad californiana (¡qué paisajes! ¡qué casas! ¡qué todo!), en la que viven unas cuantas familias ricas y aparentemente idílicas. El dinero no da la felicidad. Eso ya nos lo habían contado. Y esta serie lo atestigua. En ellas las mujeres son las protagonistas y todas se encargan de esconder y disimular no pocas miserias. Gastan más recursos y energía en simular que son felices que en serlo realmente.

Quien haya querido ver con esta serie una suerte de nueva ‘Mujeres desesperadas’ se ha equivocado. La desesperación es muy diferente aquí. En ‘Big Little Lies’ se aborda la maternidad más allá de los tópicos que suelen rodearla y sin temor a reconocer que esta no siempre llega aparejada con la plenitud y la realización personal. No hay madres malas, hay diferentes modos de ser madre. Se plantea el matrimonio y la imposición (social) de vivir en pareja desde distintas perspectivas, algunas realmente asombrosas. Y se tocan otros temas, como el del maltrato, desde un punto de vista muy incómodo, pero también revelador. Y luego hay un crimen de fondo, pero eso es lo que menos interesa.

 

American Crime (se emite en Movistar)

No es nueva esta serie de la cadena ABC, que en sus dos temporadas anteriores ya asombró tanto por su temática como por su ejecución. También llama la atención por emitirse en una cadena generalista (que suelen apostar por productos que van encaminados a gustar a toda la familia) y por sus audiencias, que suelen ser bajas. Este curso las cifras son aún peores, y veremos si la consiguen salvar las buenas críticas (como en las ocasiones previas).

‘American Crime’ es una serie incómoda, sobre el lado de Estados Unidos que a los americanos más les cuenta enseñar y aceptar, sobre los puntos negros que siguen extendiéndose por la geografía de la potencia más importante del mundo, sobre problemas que se creen superados (como la discriminación racial o sexual) y que están más que incrustados en la sociedad yanqui. Esta producción los pone sobre la mesa y los retrata con una crudeza pocas veces vista en televisión. No existen demasiados títulos necesarios en la tele. Este es uno de ellos.

La primera temporada planteaba un crimen empañado por no pocas connotaciones raciales que llevaban a presuponer (erróneamente) quién era el culpable (por su color de piel) y quién era la víctima inocente (por su color de piel también). En la segunda tanda de capítulos el argumento giraba en torno a un joven que denunciaba a dos compañeros de instituto por haberlo drogarlo y agredido sexualmente en una fiesta. Los prejuicios en torno a las orientaciones sexuales, así como las diferencias por cuestión de raza o por motivos económicos influían en el caso. La tercera temporada comenzó hace un par de semana y tal vez haya arrancado con menos contundencia que las anteriores, pero los asuntos que pone sobre la mesa son igual de interesantes y quizá más necesarios que nunca. Estamos en la era Trump. Y en estos momentos denunciar la situación de los inmigrantes en Estados Unidos es casi una obligación de cualquier autor. ‘American Crime’ lo hace y también aborda la explotación infantil y la prostitución. Promete, aunque vaya a un ritmo más lento que en ocasiones anteriores. La peculiaridad de este título es que siempre cuenta con el mismo elenco pero interpretando papeles diferentes. Es un gusto siempre ver actuar a Felicity Huffman o Regina King, entre otros.

 

Feud (se emite en HBO)

De esta producción sí que se ha hablado, pero mucho más antes de estrenarse que una vez presentados los primeros episodios. Cualquier cosa que firme Ryan Murphy (y firma un montón) llama la atención y esta serie no iba a ser menos. Además el argumento no podía ser más llamativo, narrar la enemistad que caracterizó la relación entre Bette Davis y Joan Crawford. Al frente del reparto están Susan Sarandon y Jessica Lange. No puede ser más bombón y por ello acaparó reportajes previos, en los que se proponían teorías y se recordaban las frases y hechos célebres de las dos divas de Hollywood.

Ya se han mostrado la mitad de los episodios de los que constará la serie (son ocho) y cabe resaltar lo bien producida y realizada que está, lo bien que se ha dibujado el Hollywood de esa época, los entresijos de la industria del cine y la tiranía de la sociedad con las mujeres que cumplen años. Ahí está uno de los grandes temas. Porque normalmente la historia de Davis y Crawford se ha contado como la de una pelea de gatas, desatadas por los celos y el ego. Pero en este título se va más allá y se nos muestra a dos mujeres que lo fueron todo y que al hacerse mayores se las esquinó y denostó. Y cuando Hollywood volvió a contar con ellas fue solo para que se destrozasen entre sí y eso aumentará el morbo (y los millones en taquilla) de verlas juntas en pantalla.

‘Feud’ nos presenta a dos actrices estupendas, que aunque no se caían demasiado bien entendieron que debían trabajar juntas para sobrevivir. Y trataron de hacerlo apaciblemente. Pero eso no interesaba y por ello fueron otros los que alimentaron todo tipo de rumores, dimes y diretes para que se tirasen de los pelos y se enfrentasen. En el piloto sorprendió la interpretación de Susan Sarandon (carne de premio), que volvió a recordarnos lo bien que fumaba Bette Davis. Pero en las siguientes entregas Lange no se ha quedado corta y ha dibujado un personaje de una fragilidad que enternece. Cuánto estamos disfrutando (y aprendiendo) de este choque de talentos.

Qué buenos papeles de mujeres están dando las series esta temporada, por cierto.

 

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Sobre el autor

Crecí con 'Un, dos, tres', 'La bola de cristal' y 'Si lo sé no vengo'. Jugaba con la enciclopedia a 'El tiempo es oro' imitando al dedo de Janine. Confieso que yo también dije alguna vez a mi reloj: "Kitt, te necesito". Se repiten en mi cabeza los números 4, 8, 15, 16, 23, 42. Tomo copas en el Bada Bing. Trafico con marihuana en Agrestic y con cristal azul en Albuquerque. Veo desde la ventana a mi vecino desnudo. El asesino del hielo se me aparece en cada esquina y no me importaría que terminase con mi vida para dar con mis huesos en la funeraria Fisher.


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