¿Ya has pensado cuál será tu próximo destino? Deberías ¿Qué otra decisión más importante tienes que tomar ahora? Para inspirarte, me planteaba escribir sobre cómo preparar un safari por Kenia (así, a lo grande), pero mejor no. Creo que antes de darte unos consejos voy a tratar de despertar tu apetito con las experiencias que no olvidarás jamás si pones rumbo en busca de los Cinco Grandes de África: León, Elefante, Rinoceronte, Búfalo y Leopardo.
Aunque te cruzarás con muchos individuos que parecen sacados de un episodio de National Geographic no necesitas ser un experto en documentales de La 2. Basta con que tengas un mínimo interés por la naturaleza para disfrutar al máximo de esta experiencia. En un futuro post ya intentaré dar algunos consejos para preparar este viaje.
Observar cómo el sol desciende lentamente sobre la sabana convertido en un círculo de fuego hasta desaparecer en el horizonte. Añade a eso la silueta de las icónicas acacias africanas con sus singulares copas achatadas. Ésta es sin duda una de las imágenes que se quedarán grabadas de tu paso por África. El de la foto corresponde al Parque Nacional Lago Nakuru, uno de los mejores lugares en Kenia para ver rinocerontes y flamencos.
Extremadamente territorial y agresivo, es uno de los animales que más impacta tener a escasos metros. Capaz de partir a un cocodrilo por la mitad de un sólo bocado, se trata del animal que más muertes causa en África. Por eso se pide a los turistas que nunca NUNCA salgan a pasear de noche, sobre todo en las proximidades de un río. Es entonces cuando estas bestias salen a pacer y, si te cruzas con uno de ellos, date por jodido tienes un serio problema, aquí no te va a valer lo de ‘Hakuna Matata‘. Pese a su aspecto torpe, enorme peso y patas cortas, alcanzan los 40 kilómetros por hora. Durante el día se protegen del sol semisumergidos en el agua y por eso es frecuente escuchar los rugidos que emiten para defender su territorio. Sentir retumbar ese sonido contra el lecho del río Mara es sobrecogedor.
Los felinos suelen cazar por la noche. Durante el día, cuando el sol cae a plomo, lo habitual es encontrar las manadas de leones descansando a la sombra de arbustos o árboles bajos. Aún así, puede que tengas suerte y veas a una leona en busca de presa. Te garantizo que el corazón se te va a poner a mil por hora mientras observas cómo la leona acecha a su víctima a la espera del mejor momento para iniciar la carrera. No es complicado encontrar leones. En reservas como la de Masai Mara lo tienes garantizado.
Son uno de los inquilinos más simpáticos de la sabana. Imposible no esbozar una sonrisa cuando te cruzas con ellos, normalmente en grupos de siete. Al jabalí verrugoso lo conocemos como ‘pumba’ por El Rey León. En swahili, ‘pumba’ significa tonto, despistado. La fama le viene porque incluso en mitad de una carrera se le olvida por qué había empezado a correr. Otra curiosidad: come de rodillas.
Kenia, con más de 1.400 especies diferentes, es también un paraíso para las aves. En ese sentido, el Lago Naivasha es puro espectáculo, uno de los mejores lugares donde deleitarse observando los pájaros que anidan en las copas de árboles semisumergidos en el agua. Cormoranes, pelícanos… pero el más emblemático es el águila pescadora. Si localizas alguna aguardando en una de las copas, no es complicado provocarle. Basta con arrojar un pez muerto al agua, silbar para llamar su atención y seguir con la mirada cómo planea para conseguir un picado perfecto que acaba con la recompensa entre sus garras.
Otra bestia parda a la que los conductores de vehículos de safari le tienen muchísimo respeto. Tal vez sea al que más, junto a los búfalos. Por eso siempre se mantienen con el motor encendido y a una distancia más que prudencial. Se trata del mamífero grande más amenazado de África. Es bastante complicado verlos, pero en Masai Mara o más probablemente en el Lago Nakuru te cruzarás con alguno. Como el hipopótamo, es muy territorial y agresivo. Siempre va en solitario, es rápido y tiene un excelente oído.
Sé lo que estás pensando, que seguramente sea lo mismo que pensé yo: ‘¿Rinoceronte blanco, pues yo lo veo exactamente igual que al negro’. Lo son, pero no del todo. Me explico: la población de rinoceronte blanco es mucho más abundante, siempre va en manada y, a diferencia del negro, es muy pacífico. En cuanto al aspecto, la diferencia más evidente es que el rinoceronte blanco tiene la boca más ancha. Es un espectáculo ver cómo, prácticamente sin levantar la cabeza del suelo, van ‘succionado’ toda la hierba que encuentran a su paso. El motivo por el que se le llama blanco es precisamente ese; los británicos se referían a él como el rinoceronte de boca ancha (wide, en inglés) de ahí que, por la similitud fonética con ‘white’ (blanco) al final se le identifica con este adjetivo. Me resultó curiosísima esta explicación.
Esta es otra de las postales típicas de África: miles de majestuosos flamencos formando un impresionante manto rosa a las orillas de un lago. La mayoría de los viajeros que visitan el Parque Nacional Lago Nakuru lo hacen precisamente para disfrutar de esta imagen. Sin embargo, la inusual subida del nivel que este lago interior alimentado por dos ríos está experimentando en los últimos años está provocando que muchas de estas aves lo abandonen por falta de alimento. Ello no quiere decir que no vayas a ver flamencos, que los hay y muchos. Pero si buscas cantidad, asegúrate antes de venir si te conviene más visitar el Lago Bogoria, donde al parecer se están marchando muchos de los antiguos moradores de Nakuru.
Otro de los cinco grandes. Pura belleza. Es frecuente encontrarlo subido en la copa de un gran árbol, como este de la Reserva Natural de Samburu. La elevación le proporciona una mejor visión de posibles víctimas y le permite evitar que otros animales incapaces de trepar le roben una presa. Es el más complicado de encontrar. Tanto que puede que te tengas que conformar con seguir viéndolo por la tele. Ésa es en parte la emoción de los safaris; nunca sabes lo que te vas a encontrar, si es que te vas a encontrar algo. Todo depende de la suerte y de la intuición de tu conductor. Pero el espectáculo merece la pena.