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Empleo y talento

¿Presentismo o falta de liderazgo?

A veces nos quedamos en lo más visible sin buscar el entramado que lo posibilita. Tal me parece que es el caso del famoso presentismo, es decir, comportamientos de muchos empleados supuestamente no dirigidos a la mejora de la organización sino a la mejora individual. Tal corriente de pensamientos muy generalizada en nuestro país, se la conoce como la teoría de la agencia, donde se supone que el empleado se centra en comportamientos oportunistas que el agente o empresario debe controlar. Ya saben este tipo de palabras caducas que siguen gustando a muchos de nuestros empresarios: control, presentismo, falta de rendimiento, no vivir los colores de la empresa,… todas van en la misma dirección y bajo la misma filosofía “el empleado es un haragán que hay que controlar para que no se despiste de su función por la que se le paga”.

Dicho todo esto, no deja de ser evidente que los comportamientos de “bajo compromiso” o “baja implicación” o “bajo engagement” son muchas veces el resultado de una serie de elementos culturales en las empresas que no solo los posibilitan sino que los incitan. Me refiero a la falta de liderazgo humanista que existe en muchas empresas, lo que provoca que al final el empleado en vez de comprometerse en los niveles más altos (identificación o internalización de valores) sencillamente “cumpla el expediente”. Y es que no hay nada peor que una empresa descabezada, sin lideres auténticos, gobernada con cargos que llenos de miedo por dentro solo saben aplicar las leyes de la presión y del control. Y es que estos supuestos líderes, mejor los llamamos jefes o jefecillos, ocupan cargos más por “confianza” que por talento. Y claro, liderar es una palabra en mayúsculas que muchos no tendrían ni que mencionar. Liderar merece un respeto hacia los demás, hacia las personas, hacia la naturaleza humana, y sin ese respeto no se puede liderar, se puede mandar o dirigir, pero no liderar. Y una empresa sin líderes es como un equipo sin entrenador. Y esa es más bien nuestra realidad, mucha empresa basada en el control con directivos jefecillos, y muy pocas basadas en el talento y la confianza. Asumamos que el presentismo no deja de ser un síntoma más de una realidad que clama a gritos la atención de un país y de una economía como la nuestra. Si queremos mejorar el presentismo de nuestra empresa, no busquemos más excusas, y afrontémoslo desde la dirección. Seguramente ahí es donde más presentismo existe, pues si un líder tiene que liderar y no lo hace, ¿por qué se le paga como tal?

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por Roberto Luna

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