Me llama la atención cómo seguimos utilizando a los sanitarios como si fueran desechables. No lo digo solo por las últimas noticias que han aparecido, pues aunque vuelvan a contratar para el verano a muchos, no deja de ser una precariedad lastimosamente muy típica de nuestro tiempo.
¿Orgullosos de la sanidad? ¡Sí!, pero igual no tanto como para realmente hacer una sanidad pública digna. En Psicología Económica hay un término que se denomina NIMBY, Not In My BackYard, que intenta explicar cómo defendemos cosas en público que después no hacemos en privado. Imaginemos que queremos poner un centro penitenciario en un pueblo. Todos pensamos que es indispensable, pero nadie lo quiere en su pueblo, por eso se dan tantos incentivos al respecto. Esto se aplica a muchas otras situaciones.
La situación actual de la sanidad me lo ha recordado, todos hablan de lo importante que ha sido el esfuerzo de los sanitarios, pero a la hora de la realidad el resultado creo va a ser el mismo, médicos y enfermeros recién graduados captados por otros países, y nuestra sanidad cada vez más con “tiritas” económicas, donde la precariedad sigue siendo la norma en muchos casos.
Una pena que tanto talento que tenemos lo tengamos con tanta precariedad o le obliguemos a buscar otras opciones en otros países. Así somos.