Muchos amigos profesionales, directivos, emprendedores y empresarios me dicen que esto del talento suena caro. Y, siempre sonriendo, les digo que lo que debe sonar realmente caro es no utilizar la gestión del talento. Y es que no hay más pérdida de productividad y de competencia de una empresa que no utilizar los principios de la gestión del talento.
¿Por qué?
Porque el modelo de la gestión del talento no implica un simple análisis de puestos sino la implementación de la gestión de competencias. Gracias a ello, todos los procesos relevantes de atracción, desarrollo y fidelización del talento se ajustan a estas competencias. Así si fichamos a alguien lo hacemos por sus competencias y su aportación presente y futura a la empresa. Si promocionamos a alguien lo hacemos porque aporta valor y porque puede seguir aportándolo en el futuro. Si reconocemos un trabajo bien hecho lo hacemos porque medimos y evaluamos desde el desarrollo a los profesionales. Todo esto es la gestión del talento.
Gracias al planteamiento de la gestión del talento, en todo momento estamos alineando los objetivos empresariales con objetivos profesionales de los empleados permitiendo a la organización mejorar con el tiempo.
Como podemos ver el precio es relativo… como todo en la vida.