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¿Cultura del esfuerzo? Dígame cómo gestiona el talento su empresa…

Sigo observando con gran asombro como en muchos círculos empresariales se sigue defendiendo a ultranza la famosa “cultura del esfuerzo”. Y aunque, a bote pronto, podría comprender lo que intuitivamente significa, no deja de sorprenderme lo que esconde como mensaje directo y claro al empleado.

Todos nosotros hemos vivido el trabajar duro, no ocho, diez, doce o catorce hora diarias, y en su momento entendíamos que era la mejor manera de ganar experiencia. Procedíamos de unas generaciones que habían sido adoctrinadas con los conceptos de jerarquía y con el valor del esfuerzo por bandera. Sin embargo, hoy en día cuando le preguntas a algunos empresarios, qué entienden por la cultura del esfuerzo que tanto predican, vuelven a los mismos patrones del siglo pasado. Para muchos de ellos la cultura del esfuerzo es comprender que tu rol laboral lo es todo en tu vida, y que tu compromiso real a la empresa viene marcado por pasar el día entero (y seguramente parte de la noche soñando también) por y para la empresa. Y cuando digo día entero me refiero a lo típico de mañana y tarde y si no acabas el trabajo hasta incluso noche. Por cultura del esfuerzo muchos entienden que el empleado, profesional o directivo no tiene en realidad derecho a una vida personal, ni a conciliar y mucho menos a tener hobbies u ocio. Algunos me miraran con ironía ¿vida personal ha dicho? ¿conciliar? ¿ocio? En efecto, el equilibrio real de la persona está precisamente en su dedicación con concentración a su organización, pero también a tener amigos, relaciones y mantener un tiempo de ocio y de sueño necesarios para nuestro crecimiento tanto personal como profesional. Cuando oigo cultura del esfuerzo y lo que veo son empleados que viven para su empresa porque no tienen otra opción y después veo como visitan los hospitales por ataques de ansiedad o problemas depresivos o muchas otras sintomatologías que obviamente ocultan para no dar sensación de debilidad en este mundo de fuertes, no dejo de pensar que nos han colado un gol difícil de digerir en el siglo XXI. Y es que claro que creo en el esfuerzo pero el que está dirigido a nuestro crecimiento personal y profesional y que apoya una empresa con valores reales no panfletarios. Cuando veo la otra realidad del empleado, profesional y directivo no deja de entrarme una sonrisa con sorna pensando en la tan mal usada cultura del esfuerzo. Y es que el esfuerzo que no apoya el talento es en realidad obediencia. Igual es eso lo que quieren algunos empresarios, obediencia ciega y autómata que no valore lo más digno de la persona, su talento y su pensamiento. Si la cultura del esfuerzo provoca autómatas de obediencia y un miedo atroz que para nuestro ser obviamente no quiero esa cultura con esfuerzo. Recuerden que para que las personas se impliquen, comprometan y sientan los valores de la empresa, es ésta la que tiene que ser ejemplo y digna de este respeto e intercambio. Si la empresa se gana con autenticidad lo que se denomina “employer branding” o marca del empleados, y consigue ser referencia no solo por los resultados económicos sino también de responsabilidad social en la empresa entonces me alegraré de oir la famosa “cultura del esfuerzo” porque entenderé que los profesionales no están en su zona de confort y crecen aprendiendo. Pero si lo que veo es esta ”cultura del esfuerzo” en organizaciones con resultados financieros bueno pero con ausencia de planes y políticas de recursos humanos y gestión del talento, entonces diré un NO rotundo a la cultura del esfuerzo. Así que mejor dígame como es su empresa y demuéstremelo con hechos, y aun así preguntaré a sus empleados, y revisaré las bajas, y comprobaré hasta qué punto su cultura es una cultura del miedo o de la confianza. Y es que necesito me defina mejor que entiende usted por “cultura del esfuerzo”, porque yo soy el primero que me encanta mi trabajo y puedo pasar hasta 24 horas, pero soy afortunado porque mi trabajo es vocacional. Pero muchos otros colegas y profesionales no se encuentran  en esta situación, y se les pide “cultura del esfuerzo”. ¿Qué le pide realmente?

por Roberto Luna

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