Con la situación actual deberíamos tener más cuidado con las expectativas que generamos, sobre todo aquellas que afectan a nuestra economía y bienestar. Y es que ya toda una comunidad estaba preparada para salir a la fase 1 cuando de repente parece que no estamos preparados. No soy experto, pero los criterios deberían estar muy claramente establecidos para poder saber cómo poder cumplirlos, pues gran parte de nuestra economía depende de ello.
Pero sobre todo hemos de tener cuidado con las falsas expectativas pues afectan a la moral, a las emociones y a la obediencia a la autoridad. Las expectativas tan positivas que se habían generado han caído en picado generando frustración en la ciudadanía pero sobre todo en aquellos que veían la oportunidad de comenzar, aunque en mínimos, su actividad.
Tan importante es gestionar la situación sanitaria como las expectativas que se generan. Así que, por favor, mucho más cuidado y más estrategia en la comunicación.