Si hay una lesión habitual en el mundo del deporte, esta es, sin duda, el esguince que en una inmensa mayoría de las ocasiones se produce en el tobillo o en la rodilla, si bien dependiendo del ejercicio también puede afectar a la muñeca. El esguince es una lesión en las fibras de los ligamentos y, aunque está ligada al mundo deportivo, también sucede ante cualquier acción cotidiana: una caída, apoyar mal al caminar, resbalar…
Nadie está a salvo de sufrir un esguince, aunque se puede prevenir y, dependiendo del tratamiento, puedes dejar atrás para siempre esta dolencia. Hace un año, cuando me hice un esguince de tobillo de grado 2 mucha gente se encargó de decirme dos cosas: que aunque me recuperara, volvería a sufrir uno en poco tiempo y que debía estar inmovilizado para que se curara correctamente. Las dos afirmaciones, falsas totalmente.
Por partes. Hay tres niveles de gravedad en los esguinces. El grado 1 es una torcedura en la que las fibras se han visto afectadas por un sobreestiramiento. En el grado 2 los ligamentos se han fracturado de manera parcial y, en el caso más grave, el grado 3, hay ligamentos completamente rotos y en muchas ocasiones la cirugía es necesaria.
Los síntomas son hinchazón de la zona, hematomas y dolor agudo. Piensa que al romperse fibras, éstas han sangrado y esa sangre provoca el hematoma interno y la hinchazón.
Lo primero que hay que hacer es acudir al médico para que nos diagnostiquen correctamente el grado de lesión y es importante, para ello, que nos hagan pruebas para conocer el estado interno, sólo con palpar la zona (que estará totalmente hinchada) no se puede saber a ciencia cierta qué nivel de gravedad tenemos. La medicina clásica apuesta por inmovilizar la zona, que es una buena opción para las primeras 48 horas pero, a partir de entonces, debes ponerte en manos de un fisioterapeuta.
La aplicación de frío, elevar la zona afectada por encima de la altura del corazón y la compresión son las primeras medidas a adoptar. Sin embargo, los fisios apuestan por empezar a mover de manera paulatina la zona pasados dos o tres días. La explicación es que, de esta forma, las fibras cicatrizarán con los distintos movimientos naturales de la articulación por lo que la curación será efectiva. Siguiendo sus pautas evitarás esa frase tan recurrente de “un esguince mal curado” que provoca otro. El profesional te irá marcando las pautas a seguir, te aplicará técnicas para eliminar la sangre acumulada y reforzará la musculatura de la zona, que se encuentra débil. Piensa que como mínimo debes estar tres semanas sin practicar deporte de impacto, así que paciencia.
La experiencia, en este caso, también es un grado. En mi caso siempre tengo en el congelador una bolsa de agua mezclada con alcohol de 90 grados que impide que se convierta en hielo puro y que puedes aplicar sobre la zona afectada. Este truco no sirve solo para los esguinces, si un día te duelen las rodillas después de haberte pasado haciendo deporte, por ejemplo, te ayudará a desinflamar.
Otro truco es que coloques una toalla enrollada debajo del colchón a la altura de los pies, entre el colchón y el somier. Esto hará que, sin darte cuenta, estés inclinado durante todas las horas que duermes de forma cómoda.
En cuanto a formas de prevenir un esguince, justamente el deporte te ayudará a tener los músculos fuertes y protegerás las articulaciones y sus tejidos. Mucha gente centra su entrenamiento en la fuerza y olvida, por ejemplo, la importancia del equilibrio para evitar estas lesiones. Puedes reforzar tu entrenamiento con clases como Body Balance, Pilates, Yoga o ejercicios propioceptivos que acostumbran a las articulaciones a moverse en situaciones inclinadas e irregulares y a que los ligamentos ganen elasticidad y fuerza. Y, por supuesto, calienta correctamente antes de empezar a hacer deporte.
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