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Vistas las continuas dudas que existen al respecto, inauguramos una serie de artículos para analizar los macronutrientes de los que están compuestos los alimentos: hidratos de carbono, grasas y proteínas. A través de tres entregas analizaremos cada uno de ellos para que entiendas la importancia que tienen los tres en una dieta equilibrada.
Los hidratos de carbono no son más que azúcares y almidones que puedes encontrar en todo tipo de frutas, cereales y verduras que aportan una importante y rápida fuente de energía para el organismo y que son necesarios para el funcionamiento de los músculos y el cerebro.
Aunque tienen una inmerecida mala fama, piensa una cosa: los hidratos son necesarios para el correcto funcionamiento de los músculos y el corazón no deja de ser un músculo que nunca descansa.
Los hidratos se clasifican en dos tipos: los simples y los complejos que, a su vez, se subdividen en otras categorías.
Hidratos simples
En el caso de los simples, básicamente se reducen a azúcares que, aunque hay muchos, los principales son la fructosa y la glucosa.
La glucosa se encuentra en el organismo de forma natural de ahí que, si la ingerimos, nuestro cuerpo la asimila con gran rapidez y eleva los niveles de azúcar de la sangre. ¿Cuál es el peligro? Que el hígado y el cuerpo pueden acumular la glucosa en cantidades limitadas por lo que, si nos excedemos, el organismo la convierte en grasa corporal. A su vez, es a lo primero que recurre el cuerpo para que los músculos trabajen.
La fructosa, que se encuentra en la fruta (aunque también se utiliza para alimentos procesados), tiene una absorción más compleja ya que el hígado la debe transformar en glucosa. Y, por lo tanto, su superávit también acabará en grasa.
Hidratos complejos
Los complejos se componen de almidón y fibra.
El almidón no es más que la forma en que se almacena la glucosa en vegetales y hortalizas, mientras que la fibra no tiene efectos en el azúcar en sangre simplemente porque las enzimas del sistema digestivo no son capaces de romper los enlaces que mantienen sus moléculas unidas. Esto provoca que, bien sea soluble o indisoluble, llegue intacta hasta casi el final del proceso digestivo y ayuden tanto en la digestión.
Los alimentos son poder. De ellos dependerá el rendimiento deportivo y, como ya ves, los hidratos son más que necesarios para vivir y para estar en forma. Así que introdúcelos en tu dieta, siguiendo las pautas de un buen endocrino o nutricionista.
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