Una tétrica casualidad sobrecoge a los amigos y familiares del joven asesinado. Celeste, la menor que fue asesinada y violada por un amigo en Valencia, mantuvo una relación sentimental con Cristian, que era conocido con el apodo de Splinter, el protagonista de un videojuego de guerra. «Estuvieron casi dos años saliendo con sus altibajos como toda pareja, y ahora se verán en el cielo», afirmó entre lágrimas un amigo de las dos víctimas.
Una tétrica casualidad sobrecoge a los amigos y familiares de Fernando Cristian Huanca, el joven ecuatoriano que murió apuñalado a escasos metros de la sede de la Policía Autonómica de Valencia. Celeste, la menor que fue asesinada y violada por un amigo en Valencia, mantuvo una relación sentimental con Fernando Cristian, que era conocido con el apodo de Splinter, el protagonista de un videojuego de guerra. «Estuvieron casi dos años saliendo con sus altibajos como toda pareja, y ahora se verán en el cielo», afirmó entre lágrimas un amigo de las dos víctimas.
Cristian era un joven extrovertido, valiente y deportista. «Era un chico normal. Nunca llevaba navaja y no era violento, pero tampoco se achicaba si se metían con él», asevera uno de sus mejores amigos.
Su pasión era el fútbol; y su equipo, el Barça. Jugaba con sus amigos en el Green Black en una liga que disputan 18 equipos suramericanos en los campos del viejo cauce del Turia. Respecto a la posibilidad de que una rencilla en un partido pudiera haber desencadenado el crimen, sus compañeros negaron esta hipótesis. «Los detenidos nunca habían jugado contra nosotros», afirmó uno de los deportistas.
El 21 de enero de 2010, Fernando Cristian, de 24 años, murió apuñalado por una pandilla colombiana tras una discusión en un tranvía de Valencia. La víctima cayó mortalmente herida a escasos metros de la comisaría de la Policía Autonómica, junto a la estación de Pont de Fusta. El grupo agresor estaba formado por una decena de individuos, según varios testigos. El crimen tuvo lugar sobre las 19.30 horas.