Por Javier Martínez y Paco Sánchez.
(12 de marzo de 2010)
Un equipo de LAS PROVINCIAS se subió a un helicóptero de la Guardia Civil de la UHEL 31, integrada en el Sector Aéreo de Levante, para comprobar de primera mano cómo velan desde el aire por la seguridad de los valencianos.
La principal función de la UHEL 31 es apoyar al resto de unidades terrestres, desde los agentes que patrullan a diario los pueblos de la Comunitat Valenciana hasta los grupos especializados de Policía Judicial, Seprona, Información o EDOA (Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga).
Gracias a su visión periférica desde el helicóptero pueden coordinar las operaciones en las que intervienen los agentes en tierra. Un trabajo que necesita de profesionales preparados y motivados como el capitán José Luis Martínez o el teniente Ramón Bueno, los dos mandos de la UHEL 31.
Esta unidad, que trabaja en todo el territorio de la Comunitat Valenciana, participa en todo tipo de operaciones, incluida la búsqueda de plantaciones ilegales de marihuana, salvamento de personas, vigilancia de la costa para evitar la introducción de alijos de hachís, etc…
Uno de los helicópteros que utilizan es el EC 135 con capacidad hasta para siete u ocho pasajeros. Dispone de cabina de mando con pantallas digitales y de las más modernas tecnologías. Su sencillo mantenimiento y el bajo consumo de combustible reducen los costes de operación.
Como siempre, antes de alzar el vuelo, hay que tener preparada la aeronave. Para ello, la UHEL 31 cuenta con un equipo de mecánicos altamente cualificados como los guardias Víctor Sabido, Javier López y el cabo primero Abel López. “Cada cierto tiempo tenemos que desmontar el helicóptero para comprobar el desgaste de las piezas y garantizar el éxito de las labores de mantenimiento”, asegura Víctor Sabido.
La aeronave de la Guardia Civil está dotada de la más moderna tecnología. Los agentes de Unidad de Helicópteros de Valencia disponen de cámaras con sistema de infrarrojos, radares, cámaras fotográficas y visores nocturnos, entre otros aparatos. También utilizan dispositivos de vídeo que graban y transmiten imágenes en tiempo real.
Con estos sofisticados aparatos de grabación, nada o casi nada se escapa a vista de pájaro. Plantaciones de marihuana, vertidos ilegales en el parque natural de la Albufera, lanchas neumáticas con alijos de hachís, atracadores que huyen a toda velocidad con un coche de alta gama… Toda actividad delictiva que detecta la tripulación del helicóptero puede ser fotografiada o grabada desde el aire. Las imágenes quedan inmortalizadas en las cámaras digitales y se convierten en las pruebas del delito.
Desde 1992, el año de su fundación, el ‘cuco’ ha volado más de 8.000 horas con cerca de 600 servicios al año. El alferez Francisco Uceda y los sargentos Rubén Vázquez y Raimundo Tischler son otros de los experimentados pilotos de la unidad. Durante los 18 años de existencia de la UHEL 31 han sido innumerables los rescates que han realizado con el helicóptero. Algunos de los salvamentos fueron muy peligrosos debido a las condiciones meteorológicas.
En el argot de la Guardia Civil, ‘cuco’ es un nombre en clave para referirse a la aeronave en las comunicaciones policiales tan escuchadas en otros tiempos por radioaficionados, periodistas e incluso delincuentes.