Por Javier Martínez
El cerco policial al asesino de Pedralba se estrecha cada vez más. La Guardia Civil ya ha tomado cerca de un centenar de muestras de ADN al mismo número de vecinos de este tranquilo pueblo de 2.800 habitantes. Todas serán cotejadas con los restos biológicos hallados en la escena del crimen: la casa donde fue violada y asesinada Mari Carmen Ortiz.
La muerte a golpes de la vecina de Pedralba ha cumplido ya un año sin que los investigadores consigan averiguar la identidad del autor del crimen. Los agentes del laboratorio de criminalística de la Guardia Civil tienen el perfil genético del asesino, pero ahora tratan de ponerle los dos apellidos y el nombre al ADN encontrado en la vivienda de Mari Carmen Ortiz.
Tras una minuciosa inspección en el garaje y la casa de la víctima, los llamados agentes CSI de la Benemérita descubrieron restos biológicos de un hombre desconocido que presumiblemente perpetró el crimen. Como ya informó LAS PROVINCIAS, la autopsia desveló que la mujer de 55 años sufrió dos violaciones, vaginal y anal, antes de recibir una paliza mortal. La víctima tenía golpes por todo el cuerpo y estaba desnuda cuando descubrieron el cadáver.
Las salpicaduras de sangre en la pared del dormitorio de Mari Carmen y los numerosos hematomas que los forenses contabilizaron en su cuerpo revelan la violencia y crueldad con la que fue golpeada la mujer.
Desde el 24 de mayo de 2009, la sombra de un asesino planea sobre Pedralba. Los vecinos sospechan que el autor del crimen se encuentra entre ellos. Los pocos detalles que han trascendido del sumario mantienen en vilo a los familiares y amigos de la víctima.
Según las investigaciones, el asesino podría conocer a la víctima, podría haber estado antes en la escena del crimen -en la casa de Mari Carmen- y podría ser uno de los vecinos que acudieron al entierro. Tres personas en una. Alguien que sabía que la mujer vivía sola, alguien con instinto criminal y alguien que calló para siempre la voz de la víctima.
Desde el primer momento, el Grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Valencia centró las investigaciones en los vecinos de Pedralba que habían mantenido algún tipo de relación con la víctima. Todos se convirtieron en sospechosos. Amigos, albañiles, conocidos, inquilinos y familiares fueron interrogados por separado.
Las siguientes pesquisas se centraron en la extracción de muestras de ADN a los vecinos varones del pueblo. Unas 100 tomas de saliva se han realizado hasta el momento tras dividir en varias cuadrículas el plano del casco urbano de Pedralba, según confirmaron fuentes del Ayuntamiento. Todos se han sometido voluntariamente a esta prueba para descartar su implicación en el crimen.
Pero el cotejo de estos análisis con el de los restos biológicos descubiertos en la casa de la víctima podrían poner muy pronto nombre apellidos al autor del asesinato. La Guardia Civil y el juez que instruye el caso están convencidos de ello. Así lo demuestra la autorización de unas costosas pruebas de ADN cuyo número aumenta conforme avanzan los días y las investigaciones.
Si algún vecino se niega a facilitar una muestra de su saliva se convertiría en un claro sospechoso. Además, los investigadores informarían de inmediato al juez sobre esta incidencia.
«Yo les di mis huellas y mi saliva», asevera Antonio F., uno de los nueve primos hermanos de la mujer asesinada. «Tenemos que colaborar todos. Hay que ayudar a la Guardia Civil a resolver el crimen para acabar ya con esta pesadilla», añade el vecino de Pedralba. «Si el ADN es la única prueba que tienen, todos los vecinos del pueblo deberíamos de entregar una muestra», afirma otro familiar de Mari Carmen Ortiz.
Mientras los agentes del laboratorio de criminalística se afanan en el cotejo de los análisis de ADN, la inquietud y el miedo continúan haciendo mella en el ánimo de los vecinos de Pedralba. Algunos sienten recelo cuando se cruzan en la calle con un desconocido. Otros cambian de acera. Desconfían.
Una avería del secuenciador de ADN del que disponen los forenses de la Comunitat está retrasando sin fecha el resultado de decenas de diligencias penales de investigación por delitos tan graves como homicidios o agresiones sexuales.
Los problemas técnicos de la máquina en cuestión datan desde el pasado mes de mayo. Es por ello que algunos juzgados han optado por remitir a Madrid o Barcelona las pruebas biológicas.