Un gran número de mujeres sufren agresiones sexuales todos los años en España tras ser drogadas con escopolamina. Forenses y policías confirman que los casos de intoxicaciones por esta sustancia estupefaciente, conocida también como burundanga, han aumentado en los últimos años. Su uso delictivo se ha extendido desde que Hitler y la CIA la utilizaran como ‘suero de la verdad’, y ahora está al alcance de violadores y ladrones a través de internet.
La voluntad de la víctima y su capacidad para resistirse a cualquier tipo de agresión se anulan en pocos minutos con unos gramos de escopolamina, pero una dosis alta puede causar la muerte. Los restos de esta droga desaparecen muy rápido de la sangre, por lo que su uso es muy complicado de demostrar. Además, muchas mujeres no presentan denuncia para evitar lo que se denomina la segunda victimización, la angustiosa situación que supone revivir la agresión o los abusos sexuales durante el protocolo de actuación para investigar el delito ante policías, forenses, abogados, fiscales y jueces.
Violadores, ladrones y otros delincuentes sin escrúpulos utilizan esta droga para doblegar a sus víctimas. Es una sustancia muy difícil de detectar porque es incolora, inodora e insípida. El alcaloide, que se extrae de plantas como la mandrágora o el beleño, se puede administrar por vía oral, inhalatoria o cutánea sin ser percibido por la víctima en dulces, chocolatinas, bebidas, un ungüento aplicado en la piel o un simple cigarrillo.
La escopolamina no está incluida en el catálogo de sustancias estupefacientes y psicotrópicos prohibidos, por lo que resulta difícil para la Policía Nacional y la Guardia Civil mantener un control estricto sobre su cultivo, venta y consumo. Por ello se vende a través de internet y cualquier persona puede acceder a esta droga con un simple ‘click’ a un precio muy económico.
Aquel consejo de las madres, “ten cuidado para que no te echen nada en la copa”, se ha convertido en una recomendación efectiva. Los efectos de la burundanga son mareo, sensación de ebriedad, anulación de la voluntad durante una o dos horas (depende de la cantidad ingerida) y amnesia temporal. La víctima no suele oponerse a lo que le piden y cuando despierta no recuerda lo ocurrido.
Los casos se repiten con una frecuencia alarmante en España. Los hechos que denuncias son muy similares. Una joven acude a la policía porque sospecha que un individuo la violó tras drogarla con alguna sustancia sin que ella se diera cuenta. Los médicos confirman que la chica ha mantenido relaciones sexuales, pero no encuentran restos del estupefaciente. El escenario habitual suele ser una discoteca o un pub, y el método consiste en polvorear y mezclar la droga en una bebida.
La inmensa mayoría de las víctimas son mujeres jóvenes, pero hay excepciones. Algunas prostitutas utilizan la burundanga para robar a sus clientes. También hay ladrones que usan la burundanga para aturdir a personas mayores con la intención de sustraerles dinero y joyas. Aunque no existen estadísticas policiales sobre este método delictivo debido a lo difícil que resulta probar la intoxicación con esta droga, en el Instituto Nacional de Toxicología, dependiente del Ministerio de Justicia, se analizan más de un centenar de muestras al año con escasos resultados positivos.
El pasado verano, una vecina de Tavernes de la Valldigna denunció ante la Guardia Civil que tres ladrones la drogaron para sustraerle 6.000 euros de su cuenta bancaria. La víctima, de unos 60 años de edad, acudió al banco para retirar algo de dinero con el fin de acudir al mercadillo y pasar el fin de semana. Su intención era sacar 120 euros. Sin embargo, al final fueron más de 6.000 euros los que extrajo de dos sucursales sin ser consciente de lo que hacía, según la denuncia, para entregárselos a los individuos. La víctima dijo que le rociaron la cara con un aerosol.
En mayo de 2012, la Policía Nacional detuvo a un hombre que se hacía pasar por un curandero para abusar sexualmente de mujeres. El individuo, que tenía 48 años, captaba la atención de sus víctimas con un discurso esotérico hasta que se ganaba su confianza. Después, les suministraba burundanga para anular su voluntad y consumaba los abusos. Hasta 40 mujeres denunciaron al falso chamán. Una de ellas se realizó un análisis el día después de sufrir el abuso sexual y entregó a la policía un informe médico toxicológico, cuyo resultado fue clave para la causa judicial al confirmarse que tenía en su organismo restos de escopolamina. Según las investigaciones, José Israel G. R. masajeaba a su clientas con un aceite que contenía burundanga.
¿Pero cuál es el origen de esta droga? ¿Por qué se llama burundanga? La tercera acepción del diccionario de la Real Academia de la Lengua generaliza al usar esta denominación para cualquier sustancia soporífera que le administran a una persona para robarle, un significado que se enmarca en un contexto de delincuencia procedente de Colombia. El nombre popular significa brebaje y se elabora con escopolamina, una alcaloide que se extrae de plantas de la familia de las solanáceas. Su toxicidad es muy grande. Se han dado casos incluso de intoxicaciones accidentales en niños por ingestión de una hoja de esta planta silvestre. Crece en orillas de ríos o vertederos de basuras, aunque se adapta a todo tipo de suelos.
La especie ‘Datura Stramonium’ es la más extendida. Sus hojas y semillas son la principal fuente de intoxicación. Su consumo en pequeñas cantidades sólo tarda en hacer efecto unos minutos y puede provocar delirio, parálisis, o incluso la muerte, tanto en personas como en animales. En los últimos años han sido varios los jóvenes que han fallecido o entrado en estado de coma por consumir esta droga junto a otras sustancias en diversos puntos de España.
El servicio de Inteligencia de Hitler la utilizaba como ‘suero de la verdad’ para descubrir a espías durante los interrogatorios y conseguir información. También se atribuye su uso a la CIA durante la Guerra Fría. La propiedad más peculiar de esta droga, que la hace única, es la pérdida de la memoria que causa en el consumidor o la víctima, de tal forma que no recuerdan lo que han hecho o dicho días después de haber tomado esta sustancia.
Las culturas precolombinas de los Andes fueron las primeras en utilizar la planta de la que surge la burundanga para fermentarla y mezclarla con otras sustancias antes de consumirla con el propósito de comunicarse con los dioses a través de un estado provocado de hipnosis. Y en medicina, la escopolamina se utiliza en muy pequeñas dosis como sedante sobre el sistema nervioso central y para prevenir el mareo y las náuseas. En el pasado se administraba también, junto a la morfina, como analgésico en los partos hasta su implicación como un factor causal de la tasa de mortalidad infantil.