Daña a la vista ver cómo un periodista intenta entrevistar, con micrófono en mano, a un joven que yace muerto en la calzada de una carretera. Aunque el suceso tuvo lugar en Brasil, concretamente en una autopista del municipio de Aracaju en el estado de Sergipe, las imágenes han dado ya la vuelta al mundo en YouTube, así como la sonrisa nerviosa del reportero cuando reconoce su error con una lamentable frase: “¿Pueden creer que entrevisté a uno que está muerto?”
Para relajar un poco la situación, el periodista distraído siguió comentando el suceso y mostró el maletero de Fiat Palio robado por el presunto delincuente tiroteado y otros dos ladrones, menores de edad, que también aparecen en el vídeo con las manos atadas a la espalda. Los hechos ocurrieron tras una persecución policial después de que los tres jóvenes asaltaran una tienda de comida. El intercambio de disparos entre los policías brasileños y los ladrones, según publicó la prensa local, se saldó con la muerte de uno de los delincuentes y la detención de los otros dos.
Antes de su lamentable error, el reportero entrevista a un oficial de policía, quien le explica lo sucedido, y luego pregunta la edad a los dos individuos detenidos, que se encuentran tendidos en la calzada con la cara hacia el suelo, y ambos contestan que tienen 16 años. Después, el periodista se acerca al ladrón fallecido y le pregunta también la edad. Cuatro segundos de silencio bastaron para que el reportero comenzara a darse cuenta de que el joven nunca le iba a contestar. “Este está herido, ¡eh!”, comenta también a un policía como si no quisiera aceptar su falso juicio.
Dejando aparte la desagradable escena, especialmente para la familia de la víctima, sorprende las facilidades que tienen los periodistas en Sudamérica para irrumpir en la escena de un crimen y entrevistar a los delincuentes y la policía. Ni precinto policial ni distancia de seguridad ni ninguna traba impide que el reportero haga su trabajo. Igualito que en España. Cuando hay un tiroteo en nuestro país con víctimas mortales, una de las primeras actuaciones de la policía es montar un operativo de seguridad para que no se acerquen mucho los periodistas ni los vecinos curiosos. Los primeros podemos informar de detalles que no interesan a los investigadores, y los segundos molestan, más que otra cosa, aunque también pueden intoxicar con sus pisadas la escena de un homicidio.
Ahora bien, horas y días después de la persecución mortal, el sangriento tiroteo o la muerte por una bala perdida, la falta de información policial o la ocultación de datos suele ser la mejor arma de los gabinetes de prensa institucionales para salvaguardar, según ellos, las investigaciones. Casi todos estamos de acuerdo con este supuesto, pero también hay intereses corporativos y estrategias de comunicación para no crear alarma social cuando no interesa; por ejemplo, en tiempos de elecciones o durante los días previos o posteriores a un cambio de jefatura. En estos casos te das cuenta del contenido político que algunos quieren dar a las informaciones que publicamos los periodistas de sucesos o de judiciales, como son conocidos mis queridos colegas sudamericanos. Y por esta razón, algunas veces me niego a ponerle un bozal al sabueso que llevo dentro. Que conste en acta. Mi boca, mi pluma y los tuits de @JaviMartinezLP prefieren ladrar a los que manipulan la información con su excesivo control.