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Javier Martínez

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El 'top manta' hace su agosto

Como si de un ejército callejero se tratara, cientos de vendedores ambulantes se agolpan todas las tardes en los principales paseos marítimos de la Comunitat Valenciana. El fenómeno ‘top manta’ extiende sus tentáculos por la mayoría de municipios de la costa, pero en Cullera y Oropesa, entre otras localidades, el flagrante delito comienza ya a causar molestias hasta los propios compradores.

Tras coger un buen sitio y marcar con la mirada su pequeño trozo de territorio o de paseo, los ‘manteros’ despliegan todo su arsenal de productos falsos. Clientela no les falta. Veinteañeros que buscan un deuvedé pirata del último estreno cinematográfico, amas de casa que presumen de bolso falsificado, adolescentes que compran sus primeras gafas de sol o jubilados que lucen copias de relojes de conocidas marcas.

Todo al precio más bajo. Cedés, cinturones, carteras, camisetas, polos, perfumes, ropa interior, biquinis, abanicos, colgantes, gorras y otros artículos se exhiben en tenderetes improvisados con pedazos de tela desechados, plásticos o cartones.

Las firmas más falsificadas son también las más comerciales. Diseñan sus propias estrategias para proteger las marcas, pero muy pocas se salvan del ‘top manta’. Carolina Herrera, Bulgari, Tous, Loewe, Louis Vuitton, Burberry, Chanel, Lacoste, Gucci, Tommy Hilfiger, Rolex, Ralph Lauren, Ray-Ban, Emporio Armani y Polo, entre otras, sufren cuantiosas pérdidas económicas todos los veranos.

Falsificaciones

Los veraneantes miran, comparan precios y muchos acaban comprando. «¿Quién puede resistirse a tener un bolso de Carolina Herrera por sólo 15 euros?», bromea Amparo S. El artículo, lógicamente, es falsificado, aunque para esta vecina de Valencia ese detalle es lo de menos.

LAS PROVINCIAS recorrió esta semana los paseos marítimos de Valencia, Cullera, Oropesa y Gandia. En estas zonas, los vecinos y turistas tienen que sortear a los ‘manteros’ para no tropezar con ellos en los concurridos paseos.

Pero las situaciones de mayor riesgo se producen cuando los vendedores huyen de la Policía Local. Las carreras alocadas de los jóvenes senegaleses acaban algunas veces con un viandante en el suelo tras un choque fortuito.

De pronto, alguien da una señal. Dos policías locales de Cullera se aproximan en sendas bicicletas. Los ‘manteros’ tiran de una cuerda y recogen su mercancía en un abrir y cerrar de ojos. Luego cargan los bultos a sus espaldas y corren en dirección a la orilla del mar. Otros se esconden en las tiendas cercanas. En nueve o diez segundos no queda ni rastro del delito. «Porque el ‘top manta’ es un delito y una amenaza para la producción cinematográfica y la edición de discos», afirma José Vicente R., vecino de Cullera.

«Que detengan a un senegalés con 20 deuvedés o cuatro bolsos no sirve de nada. Lo importante es descubrir a los capos de la copia y la distribución», asevera Luis M., otro residente de la misma localidad. Y sus acompañantes le dan la razón.

Quizás, por eso, un total de 162 ‘manteros’ ofertaban el pasado miércoles sus artículos falsos en el paseo marítimo de Cullera, concretamente en un tramo de 800 metros comprendido entre las calles Caminàs y Salvador Giner. En Oropesa, Valencia y Gandia contabilizamos 96, 52 y 24 vendedores del ‘top manta’, respectivamente.

Las playas o paseos marítimos de Benicarló, Benicàssim, Peñíscola, Moncofa, El Puig, Sueca, Alicante, Santa Pola, Benidorm, Torrevieja y Guardamar del Segura también se convierten todas las tardes en mercadillos ambulantes de artículos falsificados. La lista de poblaciones costeras afectadas es interminable.

La proliferación de ‘manteros’ senegaleses en verano desborda a las policías locales. «Podemos detener a uno, dos o tres y decomisarles los productos falsos, pero cuando nos vamos vuelven al paseo», explica un policía de Oropesa.

Pero la mayoría de comerciantes que pagan sus impuestos en primera línea de playa se sienten perjudicados. Y exigen actuaciones policiales. Fabián Vázquez ha visto cómo disminuye un 40 por ciento la venta de artesanía en su tenderete en el paseo de Cullera. «Antes esto era una feria de diez o doce puestos de artesanía, y ahora venden las falsificaciones al lado nuestro y nadie hace nada», se queja Fabián.

Juan Erraza paga seis euros diarios por colocar su tenderete de maquetas en el paseo. «No me parece bien que los ‘manteros’ vendan sin licencia. Que el Ayuntamiento les cobre a ellos también y se dejen de generosidades», afirma enfadado. Pedro José B., que tiene un puesto de almendras desde hace ocho años, coincide con su colega. «Es una vergüenza lo que ocurre en Cullera», añade.

«Tienen que comer»

Khalid Nekach, propietario de un tenderete de pulseras y collares, se muestra más tolerante con el ‘top manta’ «A mí me perjudican, pero tienen que comer. Lo malo de todo esto es que engañan a la gente, y también los engañan a ellos», asevera el comerciante.

En la otra parte del conflicto se encuentra Mamadou, un joven senegalés que vende cedés y deuvedés piratas desde hace tres años. «No tengo papeles y no puedo trabajar. Esto es lo único que tengo para comer», asegura el ‘mantero’, que vive en un ‘piso patera’ con cinco compatriotas más. «Nunca gano más de 50 euros al día, y a veces me voy sin haber vendido nada», lamenta otro joven senegalés.

Pero el ‘top manta’ también cuenta con la complicidad de los compradores. «La grandes marcas se pasan con los precios, y algunas falsificaciones son tan buenas que no notas la diferencia», explica Vicente B.

«Más vale vender que robar», alega Mónica Román, una turista de Santander. Belén y Manolo, un matrimonio de Cullera, piensan igual que Mónica. «Tienen que ganarse la vida de alguna forma y no molestan», señala Belén.

Mientras LAS PROVINCIAS recogía estos testimonios, dos policías locales pedían las licencias a los propietarios de los tenderetes del paseo de Cullera. La indignación se apoderó entonces de los comerciantes. Y no les faltaba razón. Los ‘manteros’ seguían vendiendo a menos de 200 metros.

Sobre el autor

Javier Martínez Fernández nació en Granada, aunque reside en Valencia desde que tenía ocho años. Hijo de padres jienenses (naturales de Beas de Segura), también vivió en Almuñécar, Pilar de la Horadada y Elche. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, redactor del periódico Las Provincias desde 1989 y colaborador de varios programas de televisión y radio. Es un apasionado de su profesión pero a veces se queja de que le toca bailar con la más fea: la crónica negra. Desde que se especializó en la crónica de sucesos, ha participado en tres seminarios de la Universidad CEU Cardenal Herrera (como ponente y organizador) sobre el periodismo de sucesos, es coautor de cuatro libros de formación para policías y guardias civiles, fue profesor del Máster de Periodismo de Las Provincias-CEU Universidad Cardenal Herrera y conferenciante en el Coloquio Internacional para una Comunicación Libre de Violencia celebrado en México en 2010. El autor de este blog ha intervenido también en numerosos programas de televisión y radio ('Horizonte', 'Espejo Público', 'Más vale tarde', 'Cuarto Milenio', 'Equipo de Investigación', 'Bona vesprada', 'Informe DEC', 'Sabor a ti', 'Esta noche cruzamos el Mississipi', 'Milenio 3', 'Abierto a Mediodía' y 'El rastro del crimen') y publicó 30 reportajes en la revista especializada 'Así son las cosas' entre 2003 y 2007.


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