Vencedores y vencidos de la caza de brujas
Escena de 'Buenas noches y buena suerte'.
Tal día como hoy, 14 de febrero, en 1949 el senador Joseph McCarthy pronunció el discurso que se considera el origen de la caza de brujas al denunciar la infiltración comunista en el seno del gobierno norteamericano. Se inicia así uno de los periodos más turbulentos de la política americana del siglo XX que se prolongó hasta 1956. La creación del Comité de Actividades Antiamericanas, las listas negras, acusaciones infundadas, afectaron directamente al mundo del cine.
Hollywood fue uno de los objetivos más claros del mccarthismo. El senador y sus colaboradores pusieron en el punto de mira lo que consideraron la infiltración comunista en la meca del cine. La investigación acabó con la carrera de muchos directores, guionistas y actores. Otros tuvieron que emigrar a Europa para poder trabajar o hacerlo bajo seudónimo.
El senador Joseph McCarthy.
Desde fines de los años 20 el control sobre las producciones de Hollywood habían ido en aumento. Varias organizaciones se encargaban de velar por la moralidad de las películas. Famoso es el Código Hayes, que aplicaba algunas estrictas reglas impulsadas con la doble moral que caracterizaba al puritanismo calvinista imperante en EE UU. Entre otras, establecía, por ejemplo, la duración de los besos o no detallar cómo se puede robar un banco o un cometer un asesinato. Había otros organismos censores que también ejercían su vigilancia como la Legión Nacional de la Decencia.
Pero la caza de brujas fue el ataque más feroz que sufrieron los creadores americanos. MacCarthy pretendía probar que el Sindicato de Guionistas estaba repleto de criptocomunistas que utilizaban las películas como vehículo de propaganda. Los llamados a declarar ante el Comité y que se acogían a la primera enmienda eran incluidos en una lista negra. Entre los afectados se encuentran autores de la talla de Edward Dymitrick, Charles Chaplin, Dalton Trumbo, John Garfield, James M. Cain, Joseph Losey, Jules Dassin, Carl Foreman, Dashiel Hammet, Lee J. Cobb, Martin Ritt, Edward G. Robinson o Robert Rossen, entre otros muchos.
El daño que sufrieron los incluidos en las listas negras, en las que llegaron a estar 214 personas entre actores, guionistas y directores, no fue sólo de índole económico. La muerte de John Garfield se atribuye a la presión sufrida que sufrió un infarto mientras iba a declarar; Philip Loeb, que acabó suicidándose al igual que la esposa de Edward Dymitryk y Edward Bromberg.
Marcha de protesta del Comité por la Primera Enmienda.
La oposición que levantó en Hollywood fue enorme. La Comisión por la Primera Enmienda, que incluía nombres de la talla de Humphrey Bogart, Lauren Bacall, Henry Fonda, Gene Kelly, Judy Garland, Katharine Hepburn,William Wyler, Groucho Marx o Frank Sinatra, fue una de las que más se significó contra de la persecución.
John Ford.
El enfrentamiento entre John Ford y Cecil B. de Mille fue clave para la posición de los directores. El sindicato debatió durante horas una moción de De Mille para arrebatar la presidencia de la Liga de Directores a Joseph Leo Mankiewicz.Ya en la madrugada Ford se levantó y pronunció su famoso alegato: “Me llamo John Ford y hago westerns. No creo que haya nadie en esta sala que sepa lo que quiere el público estadounidense como lo sabe Cecil (…) Pero no me gustas, Cecil, y no me gusta lo que has estado diciendo hoy aquí. Propongo que le demos un voto de confianza a Joe y luego nos vayamos a casa a dormir un rato“. Y terminó la reunión. (cfr. ‘Print the legend‘ de Scott Eyman).
La oposición de Ed Murrow, una leyenda de la radio y televisión norteamericana, fue vital en la lucha contra MacCarthy, tal y aparece perfectamente reflejada en ‘Buenas noches y buena suerte‘ (2005).
A favor del comité de MacCarthy se posicionaron nombres de la relevancia de Gary Cooper, Elia Kazan, el propio De Mille, Robert Taylor o Sam Wood entre otros.
Fue un periodo en el que se dieron acontecimientos que bordearon el esperpento. El guionista Dalton Trumbo obtuvo dos Oscar (por ‘Vacaciones en Roma‘ (1953) y ‘El Bravo‘ (1956)) como guionista que no pudo recoger al haber firmado bajo seudónimo. Elia Kazan filmó ‘La ley del silencio‘ (1954) para justificar su declaración ante el comité o Carl Foreman firmó el guión de ‘Sólo ante el peligro‘ (1950) en la que el personaje interpretado por Gary Cooper presenta claras similitudes con Foreman y otros cineastas cuando acudieron a declarar.