Fotograma de ‘Testigo’.

Si estás harto de franquicias de superhéroes, de biopics, de remakes, de películas cuyo único mérito son los efectos especiales, tienes bastante difícil ir al cine. Durante los últimos meses la cartelera ha ofrecido escasos productos de calidad. Pero afortunadamente hay algunas producciones que valen la pena. ‘Testigo‘ (2016), una producción francesa que entronca con la mejor tradición de cine de espías europea, que vale la pena ver.

[learn_more caption=”Testigo”] Título original: La mécanique de l’ombre, 2016 Duración 88 min. Francia. Director Thomas Kruithof. Guión Yann Gozlan, Thomas Kruithof Música Grégoire Auger Fotografía Alex Lamarque Reparto François Cluzet, Alba Rohrwacher, Simon Abkarian, Sami Bouajila Productora Coproducción Francia-Bélgica; Casting7 / Scope Pictures / Silenis Media[/learn_more]

El primer atractivo del film, que no es poco, es François Cluzet, que como suele ser habitual en él resuelve con solvencia un papel nada sencillo. Pero lo que destaca con fuerza, sin duda, sus reminiscencias ‘hitchckonianas‘ hasta el punto de que se podría afirmar que sin el maestro del suspense no habría podido filmarse esta película.

Fotograma a fotograma se respira a Hitchcock. Un hombre corriente, normal, con los problemas de un parado se ve inmerso en una conspiración destinada a cambiar el futuro del país. El personaje que tan brillantemente interpretaron actores de la altura de Cary Grant o James Stewart recae ahora sobre Cluzet que, como ya se ha señalado más arriba, sale airoso.

La trama se construye a partir de un ‘mcguffin‘. En este sentido, la película de Kruithof recuerda a ‘Con la muerte en los talones‘ (1959). Si en el caso de la película protagonizada por Cary Grant todo gira alrededor de un mechero en ‘Testigo‘ el eje son una cintas. Son el catalizador de la acción, tal y como lo definía ‘Hitch’.

La película también se caracteriza por el continuo uso de la elipsis. Sólo con imágenes y unas pocas palabras construye una historia de amor del protagonista con una mujer que conoce en una reunión de exalcohólicos. ‘Hitchckoniana‘ también es la protagonista femenina, con algunos rasgos de las heroínas del director inglés (de Ingrid Bergman en ‘Encadenados‘ (1946), de Joan Fontaine en ‘Rebeca‘ (1940) o de Eve Marie Saint en ‘ Con la muerte en los talones‘).

De esta forma, Kruithof, que utiliza constantemente primeros y primerísimos planos como el director inglés, construye una película sólida, con una trama que atrapa al espectador y lo arrastra a una intriga que, al final, es lo único que importa

Ver esta película me hizo reflexionar sobre algunas películas recientes y no tan recientes de espías, quizá uno de los géneros por el que me siento más atraído. La primera que me vino a la cabeza es ‘El caso Farewell‘ (2009). Que nadie piense que se va a encontrar con una obra maestra del cine. Es una película algo superior a las del montón, pero me llama la atención por el hecho de que es francesa y parece que el leit motiv de la historia es que Francia también jugó un papel decisivo en el fin de la guerra fría. Ahora bien, es un thriller con tono político entretenido que atrapa y que permite pasar un rato entretenido.

Mucho mejor es, sin duda, ‘El topo‘ (2011), la adaptación de la mítica novela de John Le Carre. La película, aunque no se acerca ni de lejos a la serie protagonizada por Alec Guinnes, recoge los elementos clave del libro y Gary Oldman compone un George Smiley más que aceptable y por el que fue nominado al Oscar. Tomas Alfredson, gracias a un gran guión, consigue una película con ritmo, que mantiene la intriga y entretiene al espectador.

Pero puestos a hablar de grandes películas de espías no se puede dejar de lado ‘El tercer hombre‘ (1949). Película imprescindible de Carol Reed que se ha convertido en una cinta de culto además de ser una de las mejores historias de espionaje jamás rodada y una de las grandes aportaciones británicas a la cinematografía. Un guionista de lujo (Graham Greene), una música inolvidable, la Viena dividida posterior a la Segunda Guerra Mundial, unas interpretaciones magistrales de Orson Wells, Joseph Cotten y Aida Valli, escenas que forman parte del imaginario común como la de la noria, el final o la persecución por las alcantarillas componen sin duda una obra maestra del cine en general y en particular del género de espías.

‘La vida de los otros‘ (2006) es una sólida reflexión sobre el totalitarismo, la anulación del hombre y de su capacidad de reflexión. Componen una historia honda, trágica, centrada en la República Democrática Alemana. Un miembro de la Stasi cae en la cuenta de que ha perdido su humanidad mientras espía a unos intelectuales. Excepcional la forma en la que se desmorona el mundo del personaje interpretado por un magnífico Ulrich Mühe. Una película profunda, pero al tiempo entretenida y reveladora de lo que es capaz de hacer un ser humano sometido al totalitarismo y al aplastamiento de su voluntad.