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Juan Sanchis

La película de la semana

Cine y políticos. Parecidos razonables

Escena de 'Los idus de marzo'./ Escena de 'Los idus de marzo'.

Ser político imprime, en cierta manera, carácter: obliga a actuar proyectando una imagen que no es del todo real. Interpretan su papel tal y como hace el actor en una película. A veces, los parecidos entre políticos y personajes de cine van más allá de un parecido razonable. 

 

Mariano Rajoy y Michael Corleone.

Mariano Rajoy y Michael Corleone.

Mariano Rajoy tiene un aire al Michael Corleone de El Padrino II (1974). La escena final, con Mike sentado sólo en su jardín, recuerda al Rajoy actual. El presidente parece no entender la situación, tal y como le pasa a Michael. Considera que ha conseguido sacar a España de una de las peores crisis económicas de su historia y aún así los españoles le dan la espalda. El hijo de don Vito Corleone también parece asombrado. Siempre ha actuado en defensa de la familia y al final se que ha quedado en la más absoluta soledad, con la familia destrozada. La perplejidad se apodera de ambos.

 

Mónica Oltra presenta evidentes paralelismos con Phyllis Dietrichson, la protagonista de Perdición (1944), una de las obras maestras del cine negro. Dietrichson es clave en la creación del personaje de la mujer fatal tan característico del género. En la cinta de Billy Wilder aparece como una mujer que sabe lo que quiere y hace lo necesario para conseguirlo. La película narra la historia de un vendedor de seguros (Fred MacMurray) que se enamora de  Phyllis Dietrichson (Barbara Stanwyck). Entre ambos pactan asesinar al marido de ella para cobrar la prima. A partir de ahí MacMurray no es más que marioneta en manos de la mujer fatal que utiliza todo tipo de artes para controlarle. A Mónica Oltra también parecen gustarle los títeres y hacerles bailar al son que toca. Primero vino Glòria Marcos: Más tarde, Enric Morera.Ahora es Ximo Puig quien se debate entre caer o no en sus redes.

 

La trayectoria de Alberto Fabra y Toro Moreno, el boxeador protagonista de Más dura será la caída (1956), parece tener muchos puntos en común. En la película un grupo de hombres sin escrúpulos contrata a un periodista para que haga popular a Toro Moreno, un boxeador mediocre, a base de amañar combates. La operación de Génova con Fabra ha dado prácticamente los mismos resultados. Fabra se ha convertido en un auténtico fajador, pero se le ha notado que jugaba en una liga superior a la suya. Al final de la película, Toro Moreno hace caso al periodista (brillante Humphrey Bogart) que se apiada de él y le aconseja que se vaya. El Toro Moreno de la política valenciana parece que ha seguido un consejo similar.

 

 

 

Ximo Puig ha conseguido hacer una campaña electoral de perfil bajo. Es decir, no ha aparecido demasiado para no meter la pata. Una estrategia que no le ha ido excesivamente mal. Pese a perder 170.000 votos, tiene opciones de presidir la Generalitat. Aunque el precio puede ser muy alto. En Rebeca, la espléndida películas de Alfred Hitchcock, el personaje interpretado por Joan Fontaine, del que en ningún momento se dice el nombre, vive acomplejado, casi pidiendo perdón por existir. El ama de llaves la somete a continuas humillaciones. Al final su constancia, su calvario, tiene premio. ¿Pero vale la pena el precio? 


Pedro Sánchez me trae a la memoria a Hrundi V. Bakshi, el protagonista de El guateque (1968). Sánchez tiene, al igual que el personaje interpretado por Peter Sellers, la rara habilidad de meterse en todos tipo de charcos, de ser entrar en escena como un elefante dentro de una cristalería. Prácticamente no pasa un día en el que alguien de su partido, empezando por Susana Díaz, que no le desaire. Y cuando nadie lo hace, él sólo se basta para tirar piedras sobre su propio tejado (la historia de Valeria, sin ir más lejos). Aún así, como Sellers, parece que siempre cae de pie. ¿Hasta cuando?

 

Uno de los primeros papeles de cierta importancia de Marilyn Monroe fue en la genial Eva al desnudo (1950). Interpreta a la señorita Casswell una joven y llamativa amante de un crítico teatral y aspirante a estrella. Es la típica rubia inocente con una conversación a todas luces fuera de lugar y continuas meteduras de pata. Carolina Punset da la impresión de sentirse fuera de lugar en la política autonómica, tiene miras más altas. Su comportamiento en la campaña, más que gris, viene a confirmar que no ha encontrado su sitio. Albert Rivera es quien ha hecho una campaña en la que ella ha pasado sin pena ni gloria y con alguna que otra declaración fuera de lugar.

 

Joan Ribó está feliz más feliz que un niño con zapatos nuevos. Se ve como el que ha conseguido arrebatar el trono a Rita Barberá. En cierta medida recuerda al senador Cantwell (Cliff Robertson) en El mejor hombre (1964). Como Ribó siente que tiene la alcaldía de Valencia en las manos, Cantwell piensa que la nominación a la presidencia de Estados Unidos es suya. Cantwell aparece como un hombre capaz de cualquier cosa con tal de alcanzar su objetivo. Su competidor, en cambio, es Will Rusell (interpretado por Henry Fonda), un hombre, capaz de sacrificarse por sus ideas. En la película triunfa el bien, pero la realidad siempre supera a la ficción.

Un Christopher Waltz en estado de gracia protagoniza la primera escena de Malditos bastardos (2009). Interpreta al coronel Landa, implacable cazador de judíos. Es un hombre que habla pausadamente, sin levantar la voz; es simpático y afable. Engaña, miente, llora o ríe para conseguir lo que busca. Y tiene un pico de oro. Pero en realidad es un lobo con piel de cordero. Bajo esa fachada se esconde un implacable nazi. Pablo Iglesias evidentemente no es un nazi. Con una gran facilidad de palabra encanta y convence y ofrece el perfil que en cada momento le interesa. Como Landa sabe ocultar sus verdaderas intenciones y hacer los regates necesarios para lograr sus objetivos. Pero tras la apariencia se perfila un político implacable con una tremendo ansia de poder

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Sobre el autor

"¿Usted ha visto caminar a Henry Fonda? Pues eso es el cine”. Así definía John Ford el Séptimo Arte y creo que no hay una mejor. El cine es lo que cada uno quiere que sea. Otro maestro, Billy Wilder, afirmó que "Si el cine consigue que un individuo olvide por dos segundos que ha aparcado mal el coche, no ha pagado la factura del gas o ha tenido una discusión con su jefe, entonces el cine ha alcanzado su objetivo". No hay más que añadir.


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