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Majo

Una mamá en acción

La sabiduría de la naturaleza (que también es madre)

Lo sabemos. No tenemos duda. Lo hemos oído muchas veces y lo comprobamos cada día: ¡La naturaleza es sabia! Y el cuerpo humano, también. ¿Cómo si no íbamos a tener más de un hijo? El primero lo tienes con ilusión desmedida. El mayor y mejor acontecimiento de tu vida. Pero si a los meses no borráramos de nuestra mente (por completo) el cansancio (agotamiento, más bien), las secuelas en nuestro cuerpo, el cambio de vida radical y la dedicación absoluta que necesitan ¡ni de lejos nos plantearíamos tener un segundo! Pero como nos demuestra de nuevo la naturaleza, tiene la capacidad de hacernos eliminar eso de nuestras mentes y a los meses ya te empieza a rondar la cabeza el tener otro bebé en casa.

A mí me está pasando una cosa que no esperaba y es que yo pensaba que recordaba al detalle la infancia de A, que era capaz hasta de recordar detalles con memoria fotográfica, pero el pequeño B me está haciendo ver que había olvidado esos momentos mágicos donde el corazón se te sale por la boca al verlo hacer algo nuevo, cuando te abraza a conciencia por primera vez, cuando te dice “mamá” demostrando que te necesita o cuando se alegra de verte y sale a tu encuentro con los bracitos abiertos. Sabía que eso me hacía feliz, pero había olvidado la intensidad de ese sentimiento. Estos últimos días, que he notado un cambio grande en B, no puedo parar de pensar: “Qué suerte tengo de tener la oportunidad de vivir esto por segunda vez”. Dicen que a los segundos les hacemos menos fotos y en realidad es lo que hemos hecho nosotros también, pero hasta hace unos días. Llevo una semana grabando todo lo que hace el pequeño B y que me despierta ese sentimiento que llena el corazón. Es mi forma de intentar retener ese momento para siempre y la verdad es que cuando vuelvo a ver el vídeo evoco perfectamente esa sensación. No por lo que él hace, sino por cómo me sentí yo cuando decidí inmortalizar ese momento. Me doy cuenta de que lo que pretendía, en realidad, era guardar esa sensación tan plena para que no se me escapara nunca. Como meter en un frasco esa esencia que pudiera volver a oler cuando ya no tenga bebés en casa.

Disfrutad de cada minuto de vuestra maternidad. Buscad vuestro ‘tarro’ donde guardar estos sentimientos, pero no dejemos que se nos escapen NUNCA. 😉

 

PD: Os dejo con uno de esos vídeos, que me vuelve loca.
PD: Sí, sabemos que llamar al pequeño B por su diminutivo, más aún cuando se llama Borja, es más que cursi. Es lo que tiene llamarse igual que su padre.

 


Buen fin de semana, súper mamás.

Majo.

Una mamá en acción.

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Sobre el autor

Trabajo, concilio, emprendo y aprendo de 09.00 a 16.00. A partir de esa hora, INTENTO ser exclusivamente, MAMÁ. Bienvenidos a mi pequeño espacio de reflexión sobre anécdotas de la maternidad en el que, seguro, compartimos muchas cosas.


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