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Una mamá en acción

Qué esperar cuando ya no se está esperando

Has dado a luz. Has pasado los días de hospital y ya te vas a casa.. ¡Qué ilusión! ¡Empieza tu nueva vida! Pero llegar a casa, intentar normalizarse y seguir con tu vida y tu rutina, integrando a un nuevo miembro en la familia, no es fácil. Incluso si no eres primeriza, puedes caer en el error de pensar que esta vez será más sencillo, porque ya tienes la experiencia del primero, pero en breve te darás cuenta de que éste no es el primero, que son dos personitas distintas y que volverás a sentirte “como si fueras nueva” otra vez.

El primer desencuentro: salir del hospital. Tú que siempre ves a esas mamás de moda, estilosas, que salen de la clínica cuando hace sólo tres días que han dado a luz y no tienen ni barriga (excepto Catalina de Inglaterra, que me encantó cuando salió con su barriguita, sin ocultarla. Olé ahí esa mamá Real y real como la vida misma!). Tú sales vestida de premamá, pero ya no estás embarazada, seguramente con la misma ropa con la que entraste porque rompiste aguas y te fuiste con lo puesto, y al salir te das cuenta de que no está la prensa (ya lo sabías, pero oye, ¿y si venían a ver a otra y de rebote te hacían alguna foto a ti?). A ti no han venido los de “Hola” a hacerte las primeras fotos, y ¡a Dios gracias! Porque como ha sido cesárea, sales despacito, intentando andar con dignidad, cuando lo único que puedes hacer es sujetarte la herida con fuerza y salir lo más erguida posible para no parecer Chiquito de la Calzada. Llegas al coche y ¡bien! Nos vamos a casa.

Y llegas a casa: al padre de la criatura y a ti os apetece quedaros solos y estar horas mirando la escena del niño en la cuna, como si algo fuera a ocurrir y lo único que ocurre es que hay que dar de comer y cambiar pañales a un ritmo de vértigo. Tú postrada en el sofá y el padre intentando estar a la altura cambiando su primer pañal sin nadie que le fiscalice. Tú agradeces la dedicación de tu pareja y te deshaces de ternura de ver lo implicado que está, hasta que ves cómo empieza a debatirse con las cremas y las vueltas del pañal, e intentando no herir su orgullo, le dices con voz dulce..

–       “Cariño, por favor..(e inmediatamente, las hormonas, que siguen jugando al tobogán en tu interior, afloran para que acabes la misa frase gritando al estilo King Kong) ¡¡Ten cuidado!!”

Y así, de la manera más idílica, empieza vuestra nueva etapa.. ¡Tan dulce!

Y cómo no, empiezan las dudas.. Si el niño llora y no se calma tras la toma, tenemos una variedad inagotable de opciones que pueden ocurrirle según quien se te acerque en ese momento. Las abuelas, las tías, las cuñadas, hermanas, amigas, vecinas e incluso alguna señora en la farmacia o el súper se atreven a darte consejos cuando te ven con algo tan chiquitín en el carro. Por supuesto, todas con muchísimo cariño y su mejor intención, pero a ti te va a estallar la cabeza porque según ellas:

–       “Este niño tiene hambre… deberías quitarle el pecho y darle biberones”.

–       “Yo no quiero decir nada, pero igual no le has limpiado bien el culete y está molesto..”

–       “¿Pero todavía no le das? Si ya han pasado tres horas…”

–       “Uuuff… ¡está llenito de gases! ¿Le has hecho eructar?

–       “¿Cómo?, ¿Qué lo dejas más de 10 minutos al pecho? Mi pediatra me lo dejó bien claro.. ¿A qué pediatra vas tú?”

–       “No lo cojas así, mujer.. cuando lloran con ese tono, hay que ponerlos boca abajo, que les alivia el estómago y se calman..”

Y tú, tras varios días escuchando todo tipo de comentarios sin saber cual de ellos será verdad empiezas a derrumbarte. Inevitablemente,  acuden las inseguridades y empiezas a pensar que igual alguna de esas “consejeras” pueda estar en lo cierto. Te entran unas ganas terribles de irte a urgencias y preguntarles si tu hijo está bien, y por supuesto, con la consecuente llorera porque no olvidemos la montaña rusa hormonal que tienes montada dentro.

Queridas amigas, si algo he aprendido tras dos partos y tras 4 semanas en casa con mi segundo bebé, es que estoy segura de que todas y cada una de las mamás que leeréis esto LO ESTÁIS HACIENDO FENOMENAL. Vuestro instinto como madre es insustituible. Nadie conoce a vuestro bebé como vosotras. Tendremos mil dudas y es normal, no os sintáis mal por ello. Preguntad a vuestro pediatra o matrona todo lo que necesitéis saber y no dudéis en iros a urgencias si lo creéis necesario, pero nunca dudéis de vuestro criterio como madre.

Achuchadlos, acurrucadlos, queredlos mucho, simplemente dejaos llevar y veréis que todo fluye.  Recordad que no nos conocemos desde hace un mes que llegó al mundo, nos conocemos desde hace 9 meses, sólo que ahora es cuando podemos interactuar.

No lo olvides querida lectora: LO ESTÁS HACIENDO GENIAL. Que nadie te haga pensar lo contrario. ENHORABUENA, MAMÁ. Disfruta de tu nueva etapa.

¡Buen fin de semana!

 

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Sobre el autor

Trabajo, concilio, emprendo y aprendo de 09.00 a 16.00. A partir de esa hora, INTENTO ser exclusivamente, MAMÁ. Bienvenidos a mi pequeño espacio de reflexión sobre anécdotas de la maternidad en el que, seguro, compartimos muchas cosas.


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