La política de comunicación del Gobierno me confunde. Yo me tenía por persona seria, interesada en la vida política y ajena a cotilleos casposos de la prensa del corazón. Eso hacía que no me sintiera en falta por no ver ‘La Noria’, por no saber el nombre del novio de la Duquesa de Alba o por desconocer cuántas novias ha tenido hasta la fecha Fran Rivera.
Sin embargo, creo que debería replantearme las aficiones televisivas, de lo contrario, puede que deje de estar al tanto no de las últimas tendencias en la moda primavera-verano de la ropa de cama de los famosos sino de las iniciativas gubernamentales.
A mí me gustan los canales 24 horas, como RTVE o RTVV, para conocer más la información que los medios no tienen capacidad de ofrecer. En una televisión convencional, por ejemplo, apenas nos dan un resumen de la rueda de prensa de la Vicepresidenta cada viernes de guardar. En cambio, en las de 24 horas la retransmiten en directo, con preguntas incluidas.
Gracias a esos canales vi los debates de Cameron, Brown y Clegg en la lengua de Cervantes aunque, horrorizada por algunas traducciones, corrí a buscar la BBC para evitar intermediarios en su papel de intérpretes. Literalmente. No es que tradujeran, es que interpretaban libremente lo que parecía que querían decir los candidatos.
Sin embargo ésa no fue la fórmula escogida por José Blanco para explicar los recortes del Gobierno sino un programa de dudoso rigor en la información, de nulo respeto en la opinión y de cuestionable interés en general.
Supongo que el objetivo del gobierno era llegar a todos pero con el riesgo de perder a unos cuantos. A mí, por ejemplo. De hecho, cuando he sabido que el ministro ha prometido el AVE a pesar del freno en las obras públicas, me he desmoralizado. Yo que nunca he visto ‘El juego de tu vida’, voy a tener que ponerlo para conocer el resto de la legislatura.
Creo que Blanco debería hacer un tour: un top les en Interviú; un rosco en ‘Pasapalabra’, un cameo en ‘Física y Química’ y hasta un chotis en ‘MQB’.