La adaptación contemporánea del ‘hombre del saco’ fueron los malos de película como Doctor No en las historias de James Bond; los reales como Ben Laden y los de animación como Gargamel. Todos ellos quedaron en el imaginario colectivo de los ciudadanos ya fuera en una edad temprana con los dibujos o en la adulta con los que a diario muestran las noticias. En este último caso, tanto Ben Laden como el Doctor No tienen algo en común: representan los miedos de una sociedad; están alejados; habitan un lugar ajeno e inaccesible pero desde allí intentan dominar el mundo.
En eso consisten las películas de grandes complots, peligros indeterminados pero amenazantes y luchas de héroes sobrehumanos contra las fuerzas del Mal. Lo que diferencia una etapa de otra es la caracterización de ese Mal. En eso son muy ilustrativas las películas del espía británico más famoso, 007. Hubo un tiempo en que luchaba contra los soviéticos; después lo hizo contra los jeques del petróleo y ahora, contra grupos radicales islamistas.
Esa variación a lo largo del tiempo no es casual. Recoge cómo los occidentales hemos ido cambiando de temores. No solo son grupos humanos o potencias políticas aquellos a las que miramos con aprensión sino también otras realidades que sentimos como amenaza: virus, catástrofes naturales o fenónemos paranormales. Ellos pueblan de vez en cuando nuestra cartelera cinematográfica, en especial, cuando vivimos una crisis como la actual.
Sin embargo, en estas últimas semanas se me está representando esa realidad difusa que controla nuestro mundo bajo una nueva apariencia: los mercados.
Cada día los dirigentes políticos intentan convencernos de que nuestras desgracias tienen su origen en la desconfianza de los mercados y éstos se nos muestran como un potente dios que, desde su Olimpo en Wall Street o dondequiera se halle, es capaz de reducir nuestra capacidad adquisitiva, nuestros sueños o la esperanza de nuestros hijos.
Y yo no puedo sino preguntarme ¿y quiénes son ‘los mercados’? ¿Quién hay detrás? ¿Cómo es posible que toda la vida en este planeta dependa de ellos? Son los malos. Ese malo que siempre se oculta pero domina el mundo.