Quienes se creen en posesión de la verdad tienden a rechazar no solo los planteamientos contrarios sino el propio contraste con la realidad. Su auto-otorgada autoridad moral les suele dar carta blanca para pasar por encima de la norma pues consideran que hay algo más valioso que no puede someterse a ella.
No estoy hablando de grupos religiosos radicales, aunque también se comportan así. En ese caso consideran que lo válido para los demás no lo es para ellos porque ellos responden a una ley superior: evitan que sus hijos estudien una asignatura; cuestionan la prohibición de llevar la cabeza tapada o niegan la existencia de teorías científicas sólidamente demostradas.
El problema no es que pongan su fe por encima de todo lo demás sino que cuestionan la ley y, lo que es peor, el origen democrático de la misma. Puede que la ley sea inadecuada, injusta o inmoral pero el modo de combatirla es presentando una propuesta alternativa o una oposición en el Parlamento y no negando su validez una vez aprobada. Si esto último fuera aceptable, todos estaríamos legitimados para saltarnos la norma cuando consideráramos que vulnera nuestros principios.
En realidad me refiero a los planteamientos radicales situados en lo políticamente correcto, por lo general, más frecuentes en la izquierda. Uno de los más claros fue la autoinculpación como forma de negar validez a la antigua ley del aborto.
Ayer mismo lo volvimos a ver en torno a Mónica Oltra. Sin duda, su imputación aparece excesiva a cualquier analista pero si la norma exige que explique su actitud ante el juzgado, debe hacerlo. Como así ocurrió. Como sucedió también con Garzón. Si hay indicios, debe ser investigado aunque nos parezca que es hilar muy fino.
Lo mismo puede decirse de los activistas turcos. Si hay un bloqueo e intentan burlarlo, lo normal es que se les aplique la ley, se impida, se les detenga y se les deporte. No que se les mate. ¡Por supuesto! Esa apelación a una autoridad religiosa o moral ajena a la autoridad legal para justificar el incumplimiento de la norma es todo un reto para la sociedad de hoy.