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María José Pou

iPou 3.0

¿Por fin huelga?

¿Es peor un recorte de sueldo o la pérdida del empleo? Ya sé que la pregunta suena retórica o a demagogia pero no puedo evitar hacérmela cuando en la calle los funcionarios salen a protestar por los recortes.

No me quejo de ellos. Tienen todo el derecho a lamentar que su bajada salarial es la medida más fácil para el gobierno y ha abusado de esa facilidad. También a advertir que llevan tiempo sufriendo reducciones de su poder adquisitivo, que algunos cobran 1000 ó 1200 euros y que todo ello puede repercutir en un peor servicio público.

En todo eso tienen razón y es lógico que se quejen. El problema es que su situación es la que viven desde hace años muchos españoles sin la seguridad de una entrada fija de sueldo cada mes.

Para los funcionarios es duro ver cómo su empleador, que es el Estado, intenta pagar con ellos las dificultades por las que pasa su empresa. Sin embargo eso es lo que estamos sufriendo los empleados del sector privado desde hace tiempo con la presión añadida de ser despedido en cualquier momento. Aun con todo, no culpo a los funcionarios. No es momento de culparnos los trabajadores entre nosotros, paganos de esta crisis, mientras vemos cómo los especuladores siguen ganando sobre nuestras cenizas.

La incoherencia que quiero poner de manifiesto con la pregunta inicial es la de los sindicatos, no la de los trabajadores que, razonablemente, defienden su situación.

Lo que no me resulta fácil de entender es por qué ahora amenazan con la huelga general diciendo que la de hoy es un ensayo cuando llevamos años de pérdida constante de puestos de trabajo y no han dicho nada. ¿Es más grave perder poder adquisitivo que perder el trabajo?

Otra opción, como han planteado en Alemania, es la posibilidad de que el empleador Estado se comporte como cualquier otro y despida a sus trabajadores.

Ahora bien, deberían empezar por quienes no son necesarios ni se han ganado una oposición como han hecho los funcionarios: asesores y chupópteros de toda calaña y condición. Es decir, quienes no sirven sino se sirven del dinero público.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.