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María José Pou

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Sara y Larissa en el Mundial

El fútbol ya no es cosa de hombres exclusivamente, desde luego, pero lleva una carga de testosterona que no hay manera de reducir. Y no solo por la emoción que genera sino porque la presencia de la mujer en torno a este deporte todavía es muy cuestionable.

La mujer sigue siendo presentada en el entorno deportivo en general como objeto sexual. Desde luego no se puede decir que sea el fútbol el contexto más escandaloso al respecto, no al menos después de ver a las azafatas de la fórmula 1, a algunas recogepelotas en el tenis o a las chicas que acompañan a los ganadores ciclistas en el podio.

Sin embargo, en el balompié, todavía se pone el foco en su condición sexual, en su belleza o en su capacidad de disfrute masculino. Tres ejemplos nos ha dejado este Mundial que deberían hacernos reflexionar cuando no psicoanalizar.

Uno es recurrente y preocupante por cuanto contó con la participación de las protagonistas. Me refiero a la campaña de una marca deportiva que utilizó el señuelo de “mujeres y novias” de los futbolistas. Todas ellas sexys, todas ellas jóvenes y guapas, todas ellas, iconos sexuales. Es como una reedición contemporánea del mito del torero y la devota enamorada. Ellos son valientes y ellas, las más bellas del lugar.

Los otros dos tienen a una periodista y a una modelo como centro de atención. Sus casos con diametralmente opuestos. La primera, Sara Carbonero, intenta ejercer de profesional contra todo y contra todos, una jauría empeñada en presentarla como la novia guapa del portero español. Ni mención merece el machismo del Times atribuyéndole el tropezón de España en el primer partido. Supongo que, ahora, el paradón de Iker también será obra de ella.

La segunda se ha hecho popular en todo el mundo por utilizar sus pechos como reposa-móvil y por prometer que se desnudaría si ganaba Paraguay. Al final, parece que lo hará de todos modos lo que confirma su afán exhibicionista al margen de la “razón futbolística”. Nada que ver con la periodista española, que será guapa pero no una pedorra que se aprovecha de la testosterona global.

Temas

fútbol, mujer

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.