En un hotel de superlujo, parece que todo deba ser elegante. Las habitaciones con un bandeja de fruta o unos bombones para recibir al viajero; los portaequipajes perfectamente uniformados y con los zapatos brillantes y hasta los turistas extranjeros sin sandalias con calcetín ni camisas hawaianas. Todo es acorde con el lujo que preconizan y, sobre todo, con el que cobran en sus altísimas facturas.
Por eso lo último que alguien espera al pernoctar en un establecimiento de ese tipo es verse obligado a salir en albornoz y zapatillas a la puerta de la calle.
Eso es lo que pensé ayer cuando vi las imágenes de los huéspedes del Ritz en Madrid ataviados con un sencillo albornoz esperando que los bomberos apagaran el fuego que se desató en la cocina.
Es cierto que no tuvo consecuencias pero ese momento en deshabillé quedó inmortalizado por la televisión para siempre. Qué poco glamour, pensé. Tan selecto y tan parecido, en cambio, al incendio en un piso de Vallecas en plena noche, con los vecinos esperando con lo puesto.
La diferencia radica en el albornoz. Ambos llevan uno pero el vecino de Vallecas lo lleva descolorido, gastado en los codos y sobre una camiseta imperio mientras que el pijo del Ritz lo porta impecable, más blanco que el azahar y perfectamente anudado sobre calzoncillos Calvin Klein.
Más allá de las diferencias de estilo, coinciden en una cosa. Los dos han tenido que salir corriendo, temiendo no poder salvar nada cuando no temiendo por su vida. Eso les iguala y les produce la misma sensación de desamparo que, por lo general, acaba mucho peor cuando el incendio es en un pisucho de barrio obrero.
El viajero del Ritz, sin embargo, sabe que sus posesiones dejadas deprisa y corriendo en la habitación del hotel no son todo lo que tiene. En eso se distingue del albornoz sobre camiseta imperio. El de Vallecas quizás lo pierda todo, sin indemnización ni hotel de lujo en sustitución. Y, lo que es peor, con la tristeza de no poder recuperar ni los recuerdos. Lo del Ritz queda en anécdota. Lo otro, en todo lo contrario.