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María José Pou

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Santo y Compostelano

El Año Santo Compostelano es Santo. Y es Compostelano. Y ahora dirán ustedes que me ha dado un golpe de calor y que estoy más lúcida que de costumbre. Pues no.

Lo digo mientras pienso en tecla alta sobre el empeño del Gobierno por eliminar los símbolos cristianos por doquier. Supongo que en breve le tocará a las celebraciones civiles, no solo las militares. Por ejemplo, que los Reyes hagan hoy la Ofrenda al Apóstol en Santiago de Compostela, una tradición desde Felipe IV.

Y una verdadera aberración desde el punto de vista de la separación Iglesia-Estado, del Estado aconfesional y bla bla bla. Digamos que lo tiene todo para ser objeto de las iras laicistas: acto real; patrón reconquistador, contrario a la Alianza de Civilizaciones; ofrecer España a un santo y encima celebrarlo con el humo del botafumeiro cuyo impacto medioambiental debe de ser tremendo. Un verdadero horror. Para evitar suspicacias, el Año Santo en algunos entornos no se llama Santo (de ahí mi perogrullada inicial) sino Xacobeo y el día 25 de julio no es el del Apóstol sino el de Galicia pero a mí me da que quienes hacen el Camino lo hacen para llegar al Obradoiro y no a Casa Marcelo aunque sea ésta parada obligada después de haber ganado el jubileo, que por algo no está reñida la santificación con el buen paladar sino con el exceso, o sea, la gula, que nada tiene que ver con éste.

Me pregunto, pues, cómo encajar una Ofrenda del Jefe del Estado al patrón de España, santo y guerrero para más señas, con el laicismo. Supongo que mal, pero tocar a Santiago no solo es arriesgarse a que nos dé con el espadón desde el caballo sino a que Galicia entera vea removidos sus cimientos.

Imagino que, por eso, nadie plantea que los Reyes dejen de abrazar al Apóstol en el día grande de la fiesta compostelana por mucho que algunos quieran hacerla entroncar con meigas y ritos celtas. No me imagino a Doña Sofía festejando el patrón de España con una queimada. A Don Juan Carlos, sí, la verdad. Todo hay que decirlo.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.