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María José Pou

iPou 3.0

El poder del poszapaterismo

Es la palabra de moda. Poszapaterismo. Y, aunque no me lo creo, he empezado a pensar qué sentirá el protagonista. No es por Zapatero que parece soportar cualquier adversidad aunque se le note luego en las bolsas, las ojeras y la delgadez.

Me lo pregunto en general. ¿Cómo será contemplar el propio fin? Es como asistir al propio funeral pero en clave política. Saber que todos te dan por amortizado y que lo único que queda es sobrevivir en tus propias ruinas.

Lo de ‘poszapaterismo’ suena tremendista y muy poco ajustado a la realidad. Es verdad que los líderes se queman, decaen y viven su propio ocaso, una situación realmente triste cuando se ha comenzado pronto pues significa que un político puede ver cómo le lloran las plañideras públicas a pesar de ser joven y sentirse más fresco que una rosa. Nunca mejor dicho.

Sin embargo, no debería entristecernos. No solo porque terminar la etapa de Zapatero va a ser un alivio para todos que tendremos que pagar sus deudas como Alemania las facturas de la Primera Guerra Mundial: hasta un siglo después.

Lo digo porque el verdadero poder no se tiene a veces en la cumbre sino en la sombra. No hay más que ver a los sectores lermistas en el PSPV. O cómo han pervivido los zaplanistas sin Zaplana.

El poder no está siempre ante los focos. Diría más. Está, por lo general, detrás. Debajo. Dentro. Como queramos, pero fuera de su radio de acción. Por eso me preocupa qué hará el zapaterismo cuando Zapatero esté en casa retirado.

Mucho se habla en estos días del poszapaterismo analizando y buscando al sustituto y su camarilla pero a mí me inquieta qué quedará de los resortes de poder que haya creado Zapatero a su alrededor.

No hay que olvidar cómo ha ido laminando a quienes no le seguían la corriente léase Jordi Sevilla, Jáuregui o el propio Solbes, mientras situaba a los suyos al frente de la maquinaria, como Blanco o Leire Pajín. Son personajes que le deben la vida a él, no a quien venga detrás. Y esas fidelidades, como bien sabemos en Valencia, no traen nada bueno.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.