Una evidencia de la falta de profesionalidad de los famosos que aprenden a bailar en un programa de televisión es su necesidad de ir mirando de reojo a la pareja para poner el pie donde ésta lo ponga o mover los brazos cuando ésta los mueva.
Es algo que denota inseguridad y dependencia pero sobre todo es un gesto de falta de convencimiento que empobrece cualquier actuación.
Los gobiernos -el nuestro, en concreto- me recordó a esos famosos cuando se dio a conocer el Nobel de la Paz. Durante unas horas algunos comentaristas estuvieron esperando a que el gobierno español pidiera la liberación de Liu Xiaobo. Al final lo hizo, quizás cuando vio cómo las potencias del mundo, léase Obama, lo habían hecho. Es decir, igual que el mal bailarín que mira a quienes controlan la coreografía para imitarles.
Y, como ellos, se vio en una tesitura complicada que no se derivaba de la entrega del Premio sino de la actitud anterior. No sé qué me indigna más si la petición de liberación en un contexto de colaboración permanente con China o la espera prudente para no perder el ritmo del baile.
Era una elección difícil, sin duda, pues hiciera lo que hiciera, iba a tener una réplica crítica por parte de la opinión pública. Y ello es así porque con China las cosas son distintas. Todo es distinto. China no se ve sometida a bloqueos o embargos aunque sea una dictadura que viola constantemente los derechos humanos. Por menos se ha estado ahogando a Cuba durante décadas.
No hay manifestaciones contra China y su política de opresión hasta en lo más básico del ser humano como decidir tener un hijo o dos o una niña o cinco. Los intelectuales no se mueven por China y los gobiernos no quieren enfadar a la potencia asiática. Más bien pretenden conquistarla. Si ya lo hacían antes, ahora han multiplicado los esfuerzos desde que saben que el único país capaz de comprarnos deuda e ingresar dinero en las arcas vacías de Occidente es China.
Por eso hubiera preferido coherencia entre los gobiernos democráticos y no demostrar que su dinero, aunque sucio, nos vale.