>

Blogs

María José Pou

iPou 3.0

Para gobernar, los hombres

Al final volvemos a los hombres. Suele ocurrir. Cuando un jefe presume de ser paritario y promover la igualdad con grandes alharacas, termina por echar mano de los hombres en cuanto vienen mal dadas. Zapatero lo ha hecho.

Se me podrá decir que Economía sigue en manos de Elena Salgado. Sin duda. Alguien tiene que llevarse las bofetadas y qué mejor que una mujer. Que se lo digan, si no, a Fernández de la Vega que se las ganó todas. Así llevaba la permanente que no era ni permanente ni era nada. Un gato asustado lucía por montera, la pobre. Puro Halloween continuo su papelón junto a Zapatero.

Se me dirá que Trinidad ha ido a Exteriores que no es poca cartera. Es verdad. O más bien, sería verdad en otros casos, en aquellos en los que un gobernante tiene vocación de ser referencia internacional y peso global. No es el caso. Zapatero está más preocupado por la crítica interna y, sobre todo, por sucederse a sí mismo que por su perfil de gran estadista en conjunción astral con otras estrellas del firmamento.

Habrá quien señale hacia Pajín en un negociado como Sanidad que, por lo que hemos visto recientemente, solo sirve para epidemias masivas de ganancias farmacéuticas. Magnífico destierro el de la niña de Benidorm para que mamá pueda seguir con sus andanzas sin que le coloreen la cara a la rosa del PSOE. Rosa rosae.

Qué decir, por último, de las ministras Espinosa, Aído o Corredor. Zapatero ha hecho como cualquier ama de casa. Eliminar gastos superfluos y ahí, inevitablemente, vuelvo a la tesis inicial. Lo superfluo es el florero, no el contador de la luz. Las ministras eran las cuotas populistas del gobierno; no en vano de cinco que dejan el gobierno, cuatro eran mujeres.

Entiendo que De la Vega no es equiparable a las otras pero la apuesta paritaria de Zapatero fue puro marketing. Ahora que necesita un gobierno fuerte, su equipo es fundamentalmente masculino. Más las cuota de partido: que se contenten los felipistas, los izquierdistas y los sindicalistas.

Ya no más portadas del Vogue. Ya no más cultivo de imagen. Ahora, solo trabajo. Ojalá.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.