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María José Pou

iPou 3.0

Un tal Alfredo

No sé si disfrazarme de Lady Gaga o de Rubalcaba. Estoy dudando toda la semana y aún no me he decidido. El caso es que no sé quién da más miedo para una noche de Halloween, la reina de la excentricidad USA o el rey de la conspiración zarista.

Ya sé que la duda es extraña porque, para noche de espectros, lo clásico es ir de bruja, de zombi o de calabaza y para los tres podría escoger el vestido de filetes de ternera de Lady Gaga con una peluca naranja e iría estupenda. Sin embargo vestirme de Rubalcaba tiene su punto.

Es cierto que el look Gaga es mucho más sexy, provocador y alternativo. Alternativo para mí que me caracterizo por cierta discreción en el vestir dada mi escasa afición a corsés galácticos. Al menos, para diario.

Pero la erótica del poder tiene también una capacidad de atracción importante, da terror y aproxima al mundo de lo paranormal. Lo que no acaba de gustarme es tener que ponerme barba pues para pelo postizo ya me coloco extensiones color fucsia y minifalda de cuadros y digo que voy de personaje manga.

Ahora bien, mi duda se ha acrecentado al conocer las declaraciones de la alcaldesa de Alicante sobre el caso Brugal. Dice Sonia Castedo que en el sumario se menciona a «un tal Alfredo».

Uf, qué miedo. A mí es decir «Alfredo» y castañearme los dientes. ¿Por qué? Ah, no sé. No alcanzo a entenderlo. Debe de ser un trauma infantil o una reminiscencia de una vida anterior, aunque la verdad es que solo recuerdo un Alfredo en mi infancia que vendía fiambre y era un abuelito encantador. ¿He dicho «fiambre»? Oh, my God.

Supongo que el miedo insuperable tiene que ver con personajes terroríficos que me han dado grima, susto, miedo, truco o trato: Freddy Krueger sin ir más lejos, que es un Alfredo venido a más; Alfred Hitchcock y su cuchillo psicótico en la ducha o Fred y Rosemary West, los asesinos de la casa de los horrores.

Por eso lo del «tal Alfredo» me ha dado miedito. No sé ni tan siquiera si saldré de casa mañana.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.