Éstos han sido días duros, de mucha tristeza por la despedida de Coco. Su recuerdo sigue llenándome los ojos de lágrimas pero creo que debo anteponer su lección más valiosa al dolor de la pérdida.
Esa lección que me ha dado Coco (mi primera perra) es que la vida con ellos es mucho más hermosa. Por eso, no he esperado más y ayer me fui a la protectora de Xàtiva a por otro.
Os lo presento. Se llama Whisky (en la protectora le llamaban Martin pero a mí me pareció más simpático éste). Fue abandonado el día de San Antoni del Porquet. A él le había encomendado yo a Coco y así fue. Se la llevó para que no sufriera más y me ha traído a éste en su lugar.
Es alegre, cariñoso, juguetón y parece feliz. Ojalá sepa darle esa felicidad. Él ya me la está dando a mí sin pedir nada más que un poco de pienso, un largo paseo y muchas caricias.
Gracias por vuestro apoyo. Gracias a quienes cuidan de ellos en las protectoras y en las casas de acogida y gracias a quienes desde asociaciones animalistas, fuerzas de seguridad y judicatura persiguen a los indeseables que los abandonan y maltratan. Que caiga sobre ellos no solo el peso de la ley sino también el rechazo de toda la sociedad.