Dice Rubalcaba que hay que salir de la crisis por la izquierda. Como estrategia electoral no está mal pero resulta curioso escuchar eso cuando la crisis la ha traído un capitalismo feroz al que estamos ofreciendo jóvenes de toda una generación, como si se tratara del Minotauro, para evitar ser devorados por él.
La táctica tiene su sentido para ganarle terreno a Izquierda Unida. Los sondeos dan a la coalición que coordina Cayo Lara una perspectiva de futuro que no hubiera alcanzado ni en sus mejores sueños, prácticamente el doble de lo que tenía.
La manera, pues, de quitar votos a otros solo puede ser por la izquierda. A su derecha, el PP se encuentra defendiendo un discurso social un tanto impropio pero al que se ha visto abocado. Es su forma de hacer oposición a un gobierno sometido a las presiones de los mercados y las autoridades internacionales. Tenemos su palabra; sus hechos están por ver.
Al PSOE solo le queda presentarse ahora como la izquierda creíble. Para ello, siempre le ha funcionado bien la explotación de temas ideológicamente muy marcados como los relacionados con el aborto, la eutanasia o las cuestiones de bioética. Sin embargo esas cuestiones en estos momentos solo provocarían la huida de un electorado dubitativo al que no convence Rajoy y que en algún momento ha votado socialista.
Por tanto la mejor opción, dado el panorama, es quitarse el marchamo de gobierno obediente a las fuerzas capitalistas. Es complicado. En realidad, estamos en manos de los ‘mercados’ que curiosamente no son muy dados a pensar en el desfavorecido. Al contrario. Su único objetivo es obtener el mayor beneficio con el menor coste posible sin tener en cuenta una justa redistribución ni una atención al más necesitado. Eso está en las antípodas de su proceder.
Y son ellos a quienes estamos alimentando sin que nadie plantee -como se hizo al inicio de la crisis- una reforma del sistema.