El miedo a la ultraderecha más que una forma de desactivar cierto voto conservador temeroso del extremismo, intenta animar a la izquierda, ésa que no se moviliza salvo en situaciones excepcionales como el 14-M.

Por eso es usado como argumento de forma recurrente por el PSOE, no tanto por Izquierda Unida, curiosamente. Ésta tiene su cantera de votantes en quienes reniegan de la izquierda moderada, lo que explica que ahora ataque a Zapatero. Qué mejor panorama que aquel que deja solo en una formación la lucha por la justicia social.

Sin embargo, el uso del ‘doberman’ -que es como se conoce a esa estrategia de agitar el fantasma del extremismo ultraconservador por el famoso vídeo electoral- no siempre tiene el mismo protagonismo. Está presente en todas las campañas y en el discurso de los socialistas de forma continua para dividir a los populares y para cuestionar en los últimos años el liderazgo de Rajoy frente a las voces de su partido que le piden posiciones más radicales, pero solo en determinados momentos aflora de forma dura.

Uno de ellos fue precisamente el año de la emisión del vídeo original. Otro, ayer en Valencia por boca de Zapatero. No es casualidad.

Ambos tiempos tienen algo en común. En 1996 estaba a punto de ganar el PP, como así fue de la mano de Aznar. Ya se había vislumbrado en la anterior convocatoria electoral hasta el punto de que algunas voces, como Trillo, llegaron a insinuar el ‘pucherazo’. Luego resultó que no pero el resultado sorprendió porque todos veíamos ya a Aznar en el poder.

El otro momento hemos dicho que fue ayer mismo durante el mitin de Zapatero en la Plaza de Toros, con Alarte de telonero y Calabuig de caddy. ZP comparó al PP con la ultraderecha finlandesa. No es comparable. Es una ’boutade’ pero es la forma de buscar la tensión que tanto necesita el PSOE para remontar unas encuestas que dan por perdidos para él los años siguientes al 2012.