La conselleria catalana de Interior, en lugar de entrar a la fuerza con los Mossos y sacar a empellones a los ‘indignados’ de la Plaza Catalunya, debía haber buscado fórmulas alternativas más pacíficas. Por ejemplo, creando un grupo de Facebook titulado ‘Señoras que limpian una plaza y la dejan como los chorros del oro’.
Todos los que hemos sufrido alguna vez a una limpiadora enérgica y dispuesta a dejar aquello reluciente con o sin nuestra presencia sabemos lo eficaces que hubieran sido ayer en Barcelona. Que nadie me acuse de machista.
No hablo de ‘señoras’ porque piense que los señores no son capaces de limpiar sino porque en Facebook es esa la coletilla de grupos estupendos. Pero también porque la determinación de muchas mujeres en ese menester no es equiparable a la de la mayoría de los hombres. No me refiero únicamente a esas madres que algunos hemos conocido que solo dicen una vez aquello de «levanta los pies» mientras empuñan la aspiradora, el mocho o la escoba. Solo una vez porque lo inmediato es que esos artilugios pasen por donde reposan tus pezuñas traseras. Estén o no.
También lo he visto en centros de salud, oficinas o dependencias municipales. Se acompañan de su carro y cumplen con su deber. Aunque salgamos de allí con los zapatos oliendo a Tenn con bioalcohol. Es irreprochable su forma de actuar. Un hospital ha de estar limpio sí o sí, esté lleno de gente o vacío, pululen por allí los familiares o no. Limpio a más no poder. Y si para ello tienen que conminar a la gente mocho en mano lo hacen. No pueden ceder.
Por eso creo que las madres de los ‘indignados’ hubieran sido el mejor modo de sacarlos de allí solo con decir aquello de «¿sales tú o te saco yo?». Eso dicho por un Mosso dan ganas de decirle: «¿a que no te atreves?» pero dicho por una madre con mocho lleno de lejía en la mano no admite discusión. Yo solo aspiro a tener, algún día, la misma autoridad que mi madre.