‘La terremoto de Alcorcón’ es una de las contra-vedettes más conocidas en el circuito de artistas alternativas que hay en nuestro país. Por eso cuando ayer vi a Rubalcaba en Alcorcón, no pude evitar acordarme de las canciones versionadas por la ‘terremoto’ del tipo ‘Sin afeitar’ a ritmo de ‘I will survive’.
Es lo que tienen los ‘hijos’ célebres de una población, que es nombrarla y recordarlos. Con Alcorcón y Rubalcaba me pasó eso. Y más viéndole rodeado de un público no multitudinario pero entregado en un ¿prado? ¿descampado?
Reconozco que no le vi glamour ni gancho ni convencimiento aunque haga bromas con la posibilidad de que Rajoy pierda por tercera vez. Fue un revelador ejemplo de lo útil que es el refranero para decir una cosa y la contraria.
Él avisó al líder popular de que «no hay dos sin tres» mientras que aquel recordaba que «a la tercera va la vencida» como ocurrió con Aznar y González. Siempre hay un refrán para un descosido.
El pobre RbCb sabe que tiene difícil remontar pero aún así ha de intentarlo, no en vano el triunfo es alcanzar algo que nunca hubiera imaginado. De ministro eterno, casi impuesto por un entorno harto de recién llegados, pasó a ser confidente o al menos consultor imprescindible de ZP y por último alcanzó la gloria del elegido.
Aun con todo y con su empeño por desprestigiar al contrario los hechos terminan por desmentir sus pronósticos y desinflar sus esperanzas. Uno de ellos, evidente, el intento por consensuar posturas que vemos casi a diario en los temas más dispares, por ejemplo, ayer, entre la ministra Trinidad Jiménez y Moragas, del PP en relación a la inclusión de Palestina en la ONU.
Esos esfuerzos revelan que se toman decisiones con vistas a un cambio inminente. No sé si con dimensiones de seísmo (pocas cosas lo son ya en política). Si no fuera así, sería tan sorprendente que quizás sí podríamos hablar del ‘terremoto de Alcorcón’.