Cuando todos pensábamos que el hit de la temporada electoral iba a ser «Alfredo no te creo» aparece un coro de madres de Esclavas (del colegio, no es que las califique así aunque alguno lo haya hecho) y se marca un bolero a ritmo de chirigota. A todo esto, ¿lo sabe la SGAE?
El bolero de referencia era ‘Somos novios’ de Armando Manzanera y ellas lo transformaron en ‘Somos madres’. Hasta ahí, todo normal, amable y enmarcado en un contexto de campaña donde se dicen y se cantan cosas inverosímiles.
El problema es que la letra parodiaba el papel de la mujer tal y como deslizó Rajoy en el debate cuando dijo que «casi todas las mujeres llevan su casa» mientras las cantantes del otro día aseguraban mantener su casa «limpia y pura».
La letra evidencia una realidad, aunque nos pese, según la cual las mujeres dedican, al menos, dos horas más que los hombres a las tareas del hogar. Eso dicen los estudios publicados. Es doloroso pero cierto, pues muchas mujeres trabajadoras llevan su casa, su trabajo y sus niños. Justo es reconocerlo, aplaudirlo y afear a sus parejas una conducta que las lleva de cabeza al Lexatin.
Personalmente lo que me molestó no es eso cuando Soraya acaba de ser madre, sino que presumieran de preferir un bolso de Vuitton a un achuchón. No lo digo por mentar la soga en casa del ahorcado aunque flaco favor hacen escogiendo el ejemplo gürteliano.
Me chirría la frase porque todavía defiendo que hay achuchones que no tienen precio y para todo lo demás, se tira de tarjeta. También para Vuitton.
Y le faltó tiempo a Alarte para pedir rectificaciones. Dijo el líder socialista que «las mujeres tienen derecho a ser lo que quieran ser». Sin duda. Por ejemplo, madres trabajadoras que tienen su casa limpia y pura. Y que no pueden ver, por cierto, a una mujer, sea o no madre, en La Moncloa. Ni en Blanquerías, Génova o Ferraz. Siempre segundas: Sáez de Santamaría, Chacón o Valenciano.