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María José Pou

iPou 3.0

Un año que empieza

Pocos triunfarán anunciándole a este periódico el fin del mundo. A éste que inició ayer su 146ª andadura y ha visto triunfar y caer gobiernos, políticos, reyes y alcaldes. En el casi siglo y medio de vida, LAS PROVINCIAS sabe que no llegará mañana el fin de los tiempos. Aunque lo digan los mayas. Aunque desde fuera se nos señale como el derrumbe de la primera Torre en el World Trade Center. Ni es un derrumbe ni vendrán otros después.

No se alarma porque ha contado grandes catástrofes y grandes triunfos y ninguno de todos ellos ha arrasado hasta dejar yermo este territorio. Es verdad que algunos lo han dejado aterido de miedo, de frío y de dolor como la riada del 57 pero también puede contar que vio resurgir del barro a toda una comunidad y por dos veces en el mismo siglo.

Viajar en un barco que lleva navegando 145 años produce vértigo pero no el que sintieron los pasajeros del “Costa Concordia” sino el que nace de la convicción de que varias generaciones han tenido en estas páginas su reflejo, que se han nutrido de su información y de sus claves de interpretación y que se reconocen en quienes hoy firmamos. Es la impresión de hacer historia. Como la hacen todos los valencianos a diario. La Historia no es un cúmulo de hazañas y de héroes sino de las pequeñas hazañas cotidianas que construyen un proyecto común.

Empezar un nuevo año en las difíciles circunstancias que vivimos no es fácil e incluso resulta incómodo decir que es ilusionante. ¿Dónde ha quedado la ilusión entre tanta crisis? Sin embargo es un reto solo reservado a los más fuertes. Esta Comunidad lo es. Lo ha demostrado constantemente. Por eso tiene ante sí un panorama apasionante. Salir reforzado de una situación como la que estamos pasando tiene la doble satisfacción de superar un obstáculo y de saber que era una utopía para muchos. Es un doble triunfo: conseguirlo y hacerlo cuando todos creían que era imposible.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.