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María José Pou

iPou 3.0

Hasta en la ceja

“Por defender la cultura, a mí me han dado hasta en “la ceja”. Ése es el Zapatero que conocimos: el del eslogan, la frase ocurrente y el juego de la palabras. Así se fabricó la “marca” ZP y así consiguió arrasar en unas elecciones en las que representaba aire fresco, cambio y fortuna frente a un Rajoy repetitivo y gris.

Durante un tiempo pareció triunfar por la bonanza del crecimiento y el superávit, pero en cuanto empezaron las “vacas flacas”, se desinfló la burbuja propagandística. Zapatero colapsó cuando hacer ideología por encima de la gestión eficaz era suicida. Antes también era un error pero las arcas llenas creaban un espejismo de posibilidad. Después, fue el inicio de la pendiente hacia el abismo en el que ahora estamos.

De ahí las críticas de algunos a la “niña” de ZP, como la de Ibarra, con muy mal tino por cierto. Inoportuno y machista, el comentario de que Chacón es “Zapatero con faldas” presenta a la mujer subordinada al hombre, sin criterio propio y además uniformada. Justo con una mujer que se ha caracterizado por llevar pantalones hasta cuando el protocolo indicaba lo contrario.

Si a él le han dado hasta en la ceja, los ciudadanos hemos quedado hasta las cejas. Hasta las cejas de deudas. Y alguno de hartazgo.

Lo curioso de su discurso, sin embargo, no fue eso sino lo que refleja la evolución personal. Dijo Zapatero que el PSOE “no tiene como objetivo derrotar al PP sino derrotar a la crisis”. Es interesante por dos razones: la primera, porque no es eso lo que se extrae tras escuchar a Chacón y Rubalcaba atacar al Ejecutivo. La segunda y principal, porque indica que ya ha ganado el sentido de Estado que le faltaba al comenzar. Era propio de quien nunca ha gobernado. Pero ahora ya es ex. Y se nota.

Esa frase pone a España por encima de la lucha de partidos. Quién lo hubiera dicho cuando España era “discutida y discutible”. Se acabó su tiempo. Y su bisoñez.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.