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María José Pou

iPou 3.0

Political Fashion Week

Quiero que Mónica Oltra desfile. Sí, en pasarela, como Gisele Bundchen o Heidi Klum. Nada de pasillos de Les Corts que lucen tan poco o tribunas de oradores que impiden apreciar los detalles del diseño.

La quiero ver desde la front row taconeando con descaro a ritmo de Jamiroquai para mostrar sus camisetas customizadas e incluso un traje de novia reivindicativo al final. ¡Qué fashion casarse contra la reforma laboral!

Lo decidí ayer viéndola iniciar la colección primavera-verano de esta temporada que viene marcada por la pasión gastronómica. Por un momento creí que llegaba directamente de la Feria del Embutido de Requena cuando leí “nos sobran chorizos” pero luego pensé ¿por qué no promociona también las botifarras? Y eso fue lo que me alertó. Oltra siempre parece recién llegada de Requena.

Cualquier día, incluso, veremos una retrospectiva de sus camisetas en el IVAM y quién sabe si estudiaremos la evolución política de esta Comunidad a través de sus pancartas textiles. Ya sé que va contra el decoro de la Cámara, según alega Cotino. Pero hay tantas cosas que, a estas alturas, atentan contra el decoro de los ciudadanos que las camisetas y su toque folk en Les Corts empiezan a gustarme.

También es verdad que tengo debilidad por las camisetas con mensaje, de hecho, mi preferida lleva una viñeta de Forges en la que se lee: “Pienso… luego estorbo” pero antes creía que el Parlamento era algo serio y ahora sospecho que solo es un lugar desde donde twittear a costa del erario público.

Por eso me parece menos subversiva una camiseta que un coloso en un aeropuerto vacío pero esas ofensas a la inteligencia no parecen molestar a nuestros políticos.

Así que defiendo que Oltra tenga su Political Fashion Week en la que no tendría por qué estar sola. Podría acompañarle Costa con una que dijera “En dos palabras: no culpable” o bien el propio Camps con un “soy doctor pero puedes llamarme Paco”.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.