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María José Pou

iPou 3.0

Ni leer ni viajar

Con las propuestas “extrem” de Sarkozy para perseguir el terrorismo, he entendido lo de “no legislar en caliente”. Algunos, ni en frío, lo sé, pero si es como pretende el marido de Bruni, mucho peor.

Al principio lo fié a mi escaso francés pero, no, el traductor decía lo mismo: no podremos leer ni viajar. Leer según qué cosas puede ser considerado indicio de radicalismo y viajar a países donde se perfeccionan los terroristas, nos puede convertir en uno de ellos.

Supongo que estas son ideas de un presidente acorralado o de un asesor al borde del despido. Lo digo porque no pueden ser más inoportunas, poco calculadas y merecedoras de toda chufla del populacho.

Empecemos por las webs peligrosas. Reconozco que nunca veo webs verdaderamente pornográficas, es decir, aquellas que jalean, justifican y animan a la violencia. Sin embargo, cuando he tenido que escribir sobre esto, he intentado leer todo lo posible para conocer y desarmar –nunca mejor dicho- sus argumentos. ¿Es peligroso? El objetivo es justo el contrario del que intuye Sarkozy que me mueve.

Recuerdo, al poco tiempo de que ETA matara a Miguel Ángel Blanco, que me dediqué a buscar webs pro-abertzales porque no asimilaba que alguien pudiera justificar algo así. Las encontré. Y lo que leí no podía convencer sino al convencido. A los demás, como yo, aún nos reforzaba más.

Por ejemplo, en una web hallé un test para saber si se era suficientemente abertzale. Excuso decir cuál fue mi resultado pero recuerdo con nitidez una de las preguntas. En ella se planteaba si estaba por encima la vida de un traidor o la defensa de Euskal Herria. Con mucha fanfarria y ampulosidad, como siempre, pero en esencia era eso.

En la propuesta de Sarko, viajar a países que protegen y forman terroristas es mala cosa. Es curioso viniendo de uno que fue santuario de ETA ¿Incluirá Venezuela en sus previsiones? Pues debería, aunque le pese a Chávez.

Enviado desde Garmser, Afganistán.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.