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María José Pou

iPou 3.0

El peso de Ryanair

Hace mucho que no viajo en Ryanair. Justo desde que me di cuenta de que mi dignidad tenía un precio. El que estoy dispuesta a pagar para que me traten como cliente y no como un fardo al que transportar de la manera menos costosa posible.

Por eso no pasaré más apuros en sus colas para coger sitio ni en sus asientos para pitufos ni en sus loterías de abordo. Sin embargo no puedo dejar de sobrecogerme por las medidas estúpidas que anuncian día a día sus responsables.

La última no es abrir la línea Valencia-Santander. En ese caso la estupidez está en pensar que durará más allá de unos meses para volver después a suprimirla graznando a los cuatro vientos las maldades de la Generalitat o de los aeropuertos valencianos.

La última, digo, es obligar a sus azafatas a adelgazar no tanto por vender carne fresca como reclamo sino para ahorrar combustible reduciendo el peso. Lo siguiente supongo que es cobrar tasas según los kilos de cada cual, obligando a los usuarios a subirse a la báscula donde se pesan las maletas y a ponerse una etiqueta en la nariz con el código del recargo.

Lo que más me indigna es el maltrato laboral a su personal porque discriminar en razón del peso con un argumento tan peregrino como el ahorro es para llevarlo a los tribunales.

No sería la primera empresa. Más de una televisión tendría que revisar los estándares que imponen a sus presentadores y presentadoras para continuar ante las cámaras. Y no miro a nadie.

Y más de una voz sindical debería alzarse para denunciar lo que hace el dueño de Ryanair con su personal, sobre todo, femenino. Medidas como ésta o como los calendarios provocativos tienen poco que ver con la profesionalidad. No niego que la tengan pero poner el foco sobre su aspecto no ayuda a dignificar su profesión sino todo lo contrario.

Si quieren ahorrar hasta en la dignidad de su personal, quizás sea el momento de que se dediquen a otro negocio.

 Actualización: la noticia era una broma del April’s fool day, el dia de los Inocentes anglosajón

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.


abril 2012
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