Hay una excusa que no tolero entre mis alumnos. Es esa que dice “no he podido leer el periódico porque tenía que estudiar”. Antes acepto “el perro se ha comido mis apuntes” que eso. Sobre todo, porque Whisky me ha enseñado que un perro es capaz de comerse la Espasa si está cerca y huele a bacon.
Quizás le parezca raro que rechace eso y no lo contrario, esto es, “no he podido estudiar porque tenía que leer el periódico”. La razón es que son estudiantes de periodismo y su primer libro de texto se imprime en papel prensa.
Sin embargo, entre el resto de ciudadanos tampoco me parece mala idea. Leer los periódicos da criterio y nos ayuda a conocer y conocernos mejor.
Por ello, nunca penalizaría a alguien que lee el periódico, sea estudiante, político, amo de casa o cirujana. Mucho menos si es funcionario, como dice Beteta.
Lo que yo castigo en mis alumnos es que no conozcan la actualidad ni los principios básicos del periodismo. Es decir, que no cumplan los objetivos que tienen previsto al comienzo de su carrera.
Si lo han conseguido leyendo el periódico en el metro; escuchando la radio mientras hacen footing; curioseando en Internet mientras chatean o estudiando ocho horas en la biblioteca es otro asunto. Cada cual se organiza para saber quién es Van Rompuy, qué cargo ocupa ahora Kofi Annan o cuáles son los candidatos a las presidenciales francesas. Lo que quiero es que lo sepan y sepan contarlo y no si lo aprenden tomando cafelitos o mojitos.
En una palabra, lo grave no es que un funcionario lea el periódico sino que deje de cumplir con su tarea. Si cumple y se toma un cafelito mientras lee mi columna ¿qué tiene que objetar Beteta? ¡Yo pago la ronda!
Beteta iguala prensa a pasatiempo improductivo pero lo malo no es eso sino perder el tiempo, sea así o dedicando dos horas a lo que solo requiere media. La buena gestión busca resultados, no horas y más horas de aparente cumplimiento.