Anoche, TVE debía haber emitido (en redifusión) un programa de “Españoles por el mundo” que los situaba -válgame Dios- en la Patagonia argentina y chilena. Eso no es puntería, eso es pegarse un tiro en la tercera falange del dedo meñique, que diría el ministro Margallo. ¿Y qué hacer?, se plantearon los responsables.
Si lo emitían, quién sabe si K hubiera decidido por su cuenta y riesgo expropiar a esos españolitos que andan por los hielos australes. Si no lo hacían, tendrían que explicar muy bien su posición para no empeorar aún más las cosas.
Al final justificaron el cambio por “razones de programación” que es a la televisión lo que “un virus” a los diagnósticos médicos, es decir, una solución óptima para todo cuando no se sabe muy bien qué decir. Como “el fútbol es así” pero con menos fe en el Altísimo.
La solución no parece la mejor, aunque tampoco la peor. A todas luces parecía inoportuna la emisión porque a más de un argentino le hubieran entrado ganas de añadir en el título “españoles imperialistas por el mundo” y donde dice “imperialistas”, pongan ustedes lo que quieran. Pero no haberlo emitido puede interpretarse como un desplante hacia un país que, como ha reiterado mil veces en estas horas el ministro Soria, es amigo y no se debe meter en el mismo saco que sus dirigentes.
En cualquier caso, era un gesto simbólico nada más porque el reportaje ya se conocía y además está disponible en la web de RTVE