Rubalcaba ¿quién es Rubalcaba? Reconozco que me pasó otra vez antes que esta. Fue peor. Era mi jefe.
Alguien dijo su nombre y yo, que estaba en las nubes, pregunté: ¿y ése quién es? Fue una milésima de segundo pero durante ese tiempo sabía que me sonaba el nombre y no conseguía asociarlo. Al jefe. ¡Al jefe! Creyeron que estaba de guasa pero fue real. En mi descargo diré que habían pasado varios tipos por su mismo puesto en poco tiempo y mis neuronas se negaron a actualizar. Enseguida volví en mí y me dije “¡caray!”.
Ayer me volvió a pasar. Escuché en las noticias el nombre de Rubalcaba y pensé “¿de qué me suena?”. Fue otro nanosegundo, pues inmediatamente recordé que era el pontificex maximus del PSOE, pero me ocurrió de nuevo.
Yo creo que tiene que ver con dos factores: mi propia capacidad para “enviar a la papelera” información innecesaria y el periodo de oscuridad en el que vive un personaje de mi entorno. Ambos hechos hacen que su nombre no quede asociado en mi memoria.
¿Dónde estaba Rubalcaba hasta hace unas horas? Llevamos meses en los que las voces opositoras son Cayo Lara, Sánchez Gordillo o los líderes locales, Tomás Gómez o Patxi López. De Rubalcaba no sabemos nada. Es verdad que ha pasado el verano, tiempo de tradicional perfil bajo para casi cualquier político. Sin embargo, las portadas han estado ocupadas por el Gobierno: Rajoy, De Guindos, Báñez, Sáez de Santamaría o Soria. De la oposición, poco podemos encontrar. Como mucho, a los lugartenientes de RbCb en el PSOE, ya sea Valenciano o López. Él no se deja ver demasiado. La pregunta es ¿por qué?
Entiendo que eso lo haga Rajoy para no quemarse como le pasó a Zapatero; aún así está dejando que la crisis haga mella, como reflejan las últimas encuestas. Pero ¿Rubalcaba? Llevamos casi un año de legislatura y su figura ha quedado diluida sin razón aparente. Excepto que esté esperando el desgaste de su oponente.